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Leo llegó ese día antes al training del casino, en cosa de un mes más, sería todo un croupier, necesitaba hablar con el encargado, para pedirle permiso para asistir a un casting, su prioridad era compaginar el trabajo con su gran pasión que era la actuación.
Mientras espera para hablar con el encargado, ve llegar a Carlos en su moto de gran cilindrada, Leo le saluda, - ¡qué pasa chaval!, en tú línea, con tus camisetas rollo casino, esta es chula.
El tal Carlos, era el típico chico bien, hijo de un constructor que se ganaba bien la vida y decidió que lo suyo no era el negocio familiar, se dedicó a recorrer los casinos más famosos del mundo, y después de instalarse una ruleta en casa, y llevarse varias broncas con los vecinos, por las timbas caseras que organizaba, decidió tirarse al terreno profesional. Carlos se quita el casco, y sonriendo le contesta, - ¡qué tal Leo!, sí ésta es una de mis favoritas, del Bellagio de Las Vegas, después de las reformas del 2004, lo han dejado niquelao', llegas pronto hoy, ¿no?.
- Sí, voy a comentarle al encargado que mañana no podré venir, tengo un casting. - Le contesta Leo.
- Genial tío, a ver si luego va a resultar que trabajo junto a una estrella mediática, ¡como mínimo!.- Le dice bromeando, Carlos.
En eso llega el encargado, les saluda escuetamente y entra en el casino, Leo le alcanza antes de entrar en el aula, Carlos se queda fuera y a través del cristal, ve cómo le cambia el semblante al encargado, le habla seriamente a Leo, para dejarle ahí plantado segundos después, Carlos entra entonces, ve a Leo con la mirada perdida al frente y le pregunta, - ¿cómo ha ido?.
- Me ha echado del curso, tío. Me ha dicho que quieren a gente que su prioridad sea el casino, que si voy a estar siempre pendiente de castings y de otras ocupaciones, que éste no es mi sitio.
- Joder, me sabe cantidad de mal, entiendo tu postura, pero fíjate a mí me ha costado entender primero yo, y luego hacérselo comprender a mi familia, que ésto es lo que quiero hacer con mi vida, seguro que te saldrá algo de lo tuyo, ¡ánimo!. Te dejo que es la hora del cursillo, a ver si me va a echar a mí, por impuntual. - Le dice Carlos, mientras se despide de Leo con una palmada en el hombro.
- A mí lo que más me jode, es que ya me había aprendido el orden de los números en la ruleta, anda que si lo llego a saber... - se lamenta Leo.
Al día siguiente Leo, revisa las ofertas de trabajo, mientras desayuna, marca con un rotulador una que le iría de perlas, : "hotel de cinco estrellas, busca camareros en jornada intensiva, buena presencia, no fumadores, remuneración según convenio, horarios rotativos e intensivos, presentarse hoy día 20, a las 12:00 h."
Leo se presenta a las doce menos cuarto, pregunta por el encargado y le hacen pasar a una de las salas de reuniones, de una capacidad como para cien personas, en ella ya hay cuatro candidatos, que le observan de arriba a abajo, sólo entrar, están sentados distanciadamente, ya que la sala así lo permite, mientras esperan, llegan otros dos candidatos, que también se sientan guardando las distancias.
A las doce en punto entra el encargado, es una persona de unos cincuenta años, de aspecto jovial, a pesar de las arrugas que le surcan la cara, tiene la típica mirada cansada, provocada por sendas bolsas debajo de los ojos, se sienta y mirando al frente, estudia en cuestión de minutos la cara de los candidatos, - Muy bien necesito que me vayan diciendo cada uno su nombre, edad, última ocupación, y muy importante si han tenido experiencia previa en el campo de la hostelería.
Uno a uno, incluyendo a Leo, van contestando a las preguntas. A Leo le lleva poco tiempo darse cuenta de que lo intimidatorio en una entrevista grupal, no es tanto el entrevistador, como los co-candidatos, cada respuesta parece una defensa y posterior ataque hacia las demás. Y así se van formulando preguntas aparentemente inofensivas como, "¿qué es para ti la lealtad?, si tienes algún problema, ¿se lo comentarías al encargado?; si ves a una persona famosa, ¿le pedirías un autógrafo?". Y así hasta llegar a la última pregunta, "Si vieras algo en la empresa que no fuera de tu agrado, qué harías: a) aceptarlo, b) cogerlo todo y despedirte, c) hablarlo con el encargado".
Y entonces Leo, como si le hubieran soltado de su resorte, responde, - Sin dudarlo, la b.
Un silencio sepulcral se hace en la sala, el encargado que ha estado en todo momento mirando los papeles encima de su mesa y marcando las respuestas con su pluma, levanta la mirada para posarla fijamente en Leo, quien a su vez, es objeto de las miradas incrédulas del resto de co-candidatos. Los segundos se hacen eternos, hasta que el resto de los candidatos empiezan a reaccionar, y a responder uno a uno, que la opción a), sería la que escogerían. A excepción de uno que rondaba los cuarenta y de manera tímida, dice que él escogería la opción c).
Leo salió de la entrevista grupal, sobre la 13:30, con la certeza de que no lo llamarían, pero feliz de saber que tenía tiempo de sobras para acudir al casting.
Objetivo: Un brindis por todos los que alguna vez, hemos contestado la opción b), y por los que lo harán!!!. Cuestión de prioridades.
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