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kleptØ

Todo lo que no es nuestro, prometemos haberlo robado. 

domingo, diciembre 31, 2006

7:15 p. m. - La belleza de la muerte.


Dicen los hombres de ciencia que la muerte en sí no existe, que todos somos energía, que nunca se destruye sino que se transforma. Cambia su estado físico, por gaseoso, líquido y luego vuelve al físico, así en un eterno ciclo.


Pero en nuestra condición mortal nos vemos arrastrados a menudo por sensaciones de vacío en la boca del estómago, infelicidad y desasosiego le suelen llamar, cada vez que somos conscientes de que algo llega a su fin, dedicando sendas lágrimas al recuerdo de lo que ya no será. Vemos la muerte como algo que arranca, rompe y desmorona. Quedando atascados a menudo en el proceso de putrefacción con olor a moho, en lugar de ver la fermentación como la base del abono de un nuevo comienzo, de una nueva forma de vida.


Hoy veo desde la borda del barco que se adentra en alta mar la orilla del 2006, consciente de que sus sensaciones dejarán de ser físicas para vivir en forma de olores y de recuerdos por siempre en mi memoria. Evitando así la peor de las muertes, el olvido. Porque en un día como hoy donde parte de mí muere junto con el año que finaliza, noto como otra parte de mí, más diligente y primitiva prepara la fermentación que ayudará a abonar el 2007.



"Aunque ya nada haga recordar,

la hora del esplendor en la hierba,

de la gloria en las flores.

No hay que afligirse,

porque la belleza siempre subsiste

en el recuerdo."

Esplendor en la Hierba.





Objetivos: Celebremos la belleza de un nuevo comienzo que no es posible si no se muere primero un poquito. Que los mejores líquidos fermentados rellenen vuestras copas en ésta noche donde todos irremediablemente zarparemos mar adentro. ¡Salud!
Foto: Servidora alejándome de Menorca, septiembre 2006.
Tiempo (fermentado) si has leído hasta aquí: Doce campanadas.


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domingo, diciembre 24, 2006

10:25 p. m. - Ilusión.

Foto: The Empire of the Antilope. Friedrich A. Lohmueller, 1999. Clicka en ella para ir a la galería.




I



- ¿En serio? - Dijo abriendo los ojos como platos, Ngama.

- Sí, por eso cada noche cruzan el estrecho los más bravíos, los más jóvenes, en busca de la buena fortuna que les permita garantizar comida, casa y prendas que heredar. Cada uno de ellos es la semilla de continuidad de sus respectivas familias, pero el camino está lleno de obstáculos y sólo unos pocos conseguirán superarlos, un día tal vez tú seas uno de ellos. Ahora duerme, ésta noche puede que veas a los renos pasar, sólo los elegidos pueden verles para así poder seguir su camino hasta el otro lado del estrecho.


Ngama se fue a dormir excitado no podía dejar de pensar en las palabras de su tía, y en cómo eran esas ciudades al otro lado del estrecho que eran tan ricas que ataban a sus mascotas con salchichas para que nunca pasaran hambre, como siempre que le preguntaba por su padre y su tío. Esa noche haría todo lo posible por ver de una vez por todas a los renos, su corazón le decía que él era uno de los elegidos. Se quedó dormido sobre su catre de madera hecho con restos de balsa, se lo había hecho su padre antes de marchar, para que el olor de mar le llevara en sueños a su lado. Esa noche un antílope macho mal herido, huía de las leonas de no ser por eso nunca se hubiera acercado tanto a un hogar humano en busca de refugio y calor, Ngama se despertó y miró tras la cortina de ramas secas que tapaba el agujero de la ventana, y entonces vio la cornamenta del antílope, se escondió enseguida del susto justo antes de que las leonas lo arrastraran de vuelta a la espesura de la maleza, su corazón latió con fuerza, supo con certeza que él también cruzaría el estrecho. Aquella Navidad años más tarde, cuando finalmente le concedieron su tarjeta de residencia explicaría que siempre lo supo desde el día que el reno vino a visitarle de noche cuando era todavía un niño, la gente se quedaba sin palabras al oír la incrédula historia por la convicción que emanaba de la más pura de las ilusiones.





II



- Ya que has tenido la oportunidad, apróvechala, no te vuelvas, aunque te digan.

- Sí eso pienso yo también, que tengo que aprovechar y ver pues.

- Aquí se sufre mucho, y venir aquí para una mujer representa perder su hogar, yo perdí el mío.

- ¿Sí?

- Si yo estuve muchos años llorando por mis niños y por mi marido, y sufrí mucho, me llevó tres años traérmelos a todos.

- ¿A su marido también?

- Sí y cuando ya estaba aquí, me dijo que ya no me quería y vivimos juntos pero como si fuéramos extraños, él hace su vida y yo la mía. Los únicos que me esperan en casa son mis hijos, que aquí sí les puedo dar, es duro y se sufre mucho pero puedes darles, por eso no te regreses, aprovecha. Aquí hay trabajo, si te cogen en una casa como interina en lugar de 800 € te pagan casi 1200 € - Magaly abre los ojos como platos al escuchar tanto dinero-, yo le puedo hablar de ti a mi jefa y a ver si hay trabajo con alguna de sus amigas, y luego hay agencias especializadas, las hay de ecuatorianas y hondureñas, vas a tener suerte ya verás.

- Eso espero. - Respondió tímidamente Magaly.

- En la próxima parada me bajo, si no tienes con quien pasar Nochebuena me llamas, y te vienes a mi casa, a mi me hubiera ido muy bien tener una amistad justo llegando, porque se pasa muy mal, se sufre pero también se gana.

- Ese que está ahí es mi padre y aquella chica mi prima. - Dijo Magaly, señalando a dos personas que se encontraban de pie en el autobús custodiando varios bultos y maletas que ostentaban plastificados de aeropuerto.

- ¡Ah qué bueno que hayas venido con alguien de la familia!, yo vine sola, bueno apunta mi número de teléfono y si cualquier cosa, me llamas o me vienes a visitar, y te ayudo a conseguir trabajo.

- Muchas gracias. - Contestó Magaly mientras anotaba los datos con ilusión de la que años más tarde todavía calificaría como la persona más sincera que se encontró recién llegando de Honduras, dos días antes de Nochebuena.


III



- ¿Todavía escribes?

- A ratos, no lo puedo forzar, ya sabes lo que dicen.

- Pues no, ¿qué dicen?

- Que no se puede forzar la creación, es algo que es un reflejo o una expresión del interior, pero se ha de tener interior. ¿Sabes algo de Francisco?

- No, creo que la quimio no le está sentando bien, ¿cambiamos de tema?

- Bueno perdona, por un momento que tenemos juntos a la semana, es normal que hablemos, que ya casi no lo hacemos, ¿queda mucho más por colocar?, me estoy cansando de estar aquí en cuclillas colocando regalos, menos mal que no nos íbamos a motivar éste año, que si no...

- Tienes razón pero es que crecen tan rápido, el otro día en el cole le dijeron que Santa Claus y los Reyes Magos no existen que somos nosotros.

- No me lo habías dicho, ¿por qué siempre soy el último en enterarme de todo?

- ¡Shhhhhhh, que nos va a oír!

- ¿Y qué le dijiste?

- ¡Que era mentira por supuesto!, me gustaría que viviera la ilusión un poquito más... pero no lo noté muy convencido.


En eso oyen unos pasos a sus espaldas, Oriol les está mirando enfadado, todo lo enfadado que puede estar una personita de ocho años que cree que le han mentido, entonces su padre se le acerca y le explica en voz tan baja que la madre apenas puede oír nada, y la cara de Oriol se ilumina de golpe, abriendo los ojos como platos, y se va saltando de alegría de vuelta a su cama.


- ¿Pero qué le has dicho? - Él se acerca y entre risas y al oído se lo explica.

- ¡Estás loco!, habrá que decirle la verdad.

- Hoy no... que viva la ilusión.



Objetivos: Al igual que a Ngama, Magaly y Oriol, que la ilusión os haga abrir los ojos como platos. ¡Feliz Navidad!
La primera parte está inspirada en la ilusión que cada noche viaja en patera desde las costas africanas con destino las costas españolas, la segunda en una conversación que escuché en el autobús hace un par de días y la tercera en el vídeo de youtube que me lo pasó Wisheast.
Tiempo robado si has leído hasta aquí: Algo más de 5 minutos.

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miércoles, diciembre 20, 2006

10:22 p. m. - Amputaciones no visibles.

Foto: Obtenida de la galería de iberoteca.com


Todo empezó como tantas otras veces con un mensaje de móvil, “te envío el trabajo de cine para que lo leas y me digas si es legible”, de súper TA. Diez minutos después tenía el mensaje con el archivo adjunto, lo que empezó siendo una lectura tediosa por repetitiva y sabida sobre el surrealismo y la generación del 27, acabó generando en mi serias dudas sobre mis posibles amputaciones no visibles.

Veamos el trabajo en sí, se centraba en la comparación de la novela de Benito Pérez Galdós y la película que luego realizaría Luis Buñuel homónimas, Tristana. Partiendo de la base que B. P. Galdós era un escritor realista, influenciado por la naturaleza y las emociones humanas; y que por su parte Buñuel estaba totalmente sumergido en la corriente del surrealismo cuando filmó la película, y aunque respetando los personajes, ambos productos desarrollan y producen emociones diversas debido a sus enfoques, siendo su público objetivo final diferente también.

Mientras que B. P. Galdós ambienta su novela en el Madrid del siglo XIX, queriendo hacer una fotografía de la realidad que le envuelve, prestando gran atención a los detalles y a los sentimientos, Buñuel ambienta la suya en Toledo en plena dictadura de Primo de Rivera, se centraría en la estética y en la fuerza de la imagen como provocación, reforzándola con la ausencia de música o banda sonora, dándole gran relevancia a los sonidos cotidianos. No obstante, tanto en la novela como en la película hay una evolución forzosa de los personajes debido a su condición social, la época en la que les ha correspondido vivir, y los acontecimientos que se suceden.

Básicamente podríamos enumerar como personajes principales a Saturno el sirviente sordomudo, Horacio el joven y vital pintor, Don Lope el señor burgués, y nuestra protagonista Tristana, huérfana y obligada a servir desde muy joven a Don Lope. Las triangulaciones fluyen con naturalidad diría yo, en el libro de Galdós, Horacio representa el amor puro, ideal, perfecto, y finalmente truncado, en contraposición a la figura impuesta de Don Lope que es lo que le ha tocado vivir a Tristana por obligación, todo un drama, hasta que llegamos a la amputación de la pierna de Tristana que da un giro a su personalidad, marcando a partir de ahí su sumisión y su obediencia total hacia Don Lope, resignación me atrevería a decir. En la película veremos que Horacio es simplemente un pretexto utilizado por Buñuel para desarrollar la crueldad y la amargura en Tristana, su amputación representa la ausencia de su libertad, si es que una vez la tuvo, de lo que hubiera podido ser y ya no será, por su parte Don Lope la convertirá en su mujer y quedará sometido a ella de una manera irónica, a su merced hasta la muerte, y la triangulación inicial con Horacio, se sustituirá por la de Saturno, bajo las propias narices de Don Lope. Porque ella asume que ya no tiene posibilidad de elegir.

Me quedé dándole vueltas a la cabeza, sobre lo que ha cambiado el papel de la mujer, su sumisión y su maltrato dentro del hogar en relación al número de hijos que tiene o a la profesión que pueda ejercer fuera de casa en la actualidad, y no lograba encajar un personaje tan exagerado como la Triste Ana, me acomodé en el sofá, puse la tele y lo primero que ví fue al Dr. House... quien no está amputado, pero casi, no es que esté amargado pero casi, y su ironía vence al realismo con creces... entonces, es posible que aunque los tiempos hayan cambiado y en teoría las diferenciaciones de género son un poco más leves, ¿podamos estar amputados?

Y si éstas amputaciones no son visibles, no son físicas, pero provocan en nosotros los mismos resultados que con Tristana y nos convencen de que ya no tenemos posibilidad de elegir...






Objetivos: Seguiría pero debo analizarme ante el espejo, sospecho haber estado amputada a ratos y voy a trasplantarme y a reconectarme lo que haga falta, porque pienso seguir eligiendo, ¡siempre! ¿Y tú?
Tiempo robado si has leído hasta aquí: 3:59

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domingo, diciembre 17, 2006

9:00 a. m. - Inducir.

Foto: Del portal de enseñanza apagina.pt



Pocas veces como hoy, o tal vez no, me dispongo a relatar algo que me ha pasado en un par de ocasiones durante el último mes, la primera vez pensé que era mera casualidad, incluso que sólo había sido una sensación mía, pero ayer fue más que evidente que no lo era.

Aquella mañana me disponía a cruzar la acera, el semáforo estaba en rojo, pero al ser una calle estrecha en extremo y de un solo carril con una ojeada era fácil decidir si quieres perder los minutos que tarde en ponerse en verde y aventurarse a cruzar sin más, la lógica y la buena educación vial indica que lo más sensato sea mirar primero el semáforo, mirar luego si viene algún coche, y en caso de que no venga ninguno, aventurarse y pisar la calzada después. No sé si sería porque iba pensando en otra cosa, porque pienso que soy una especie de superalgo que soy inmune a todo, menos a los resfriados, o porque mi parte adulta sabelotodo decidió que esa mañana iba a alterar el orden de las cosas sin más, así miré primero el semáforo, y con la vista todavía enfrente pisé la calzada para luego mirar si venía algún coche, pero ocurrió que cuando tenía la vista enfrente ella, un ama de casa con carrito de la compra, estableció contacto visual conmigo, y como si fuera una coreografía pisó la calzada a la vez, mientras me seguía sosteniendo la mirada, pero yo en realidad sólo había dado un paso en falso y me detuve a mirar en ese momento si venía algún coche, y de una manera abrupta corté ese contacto visual, ella había dado dos pasos completos giró su cabeza al sentirse desamparada de mi mirada justo en el momento en el que ambas escuchamos el pito de un autobús que se cernía sobre ella, dándole el tiempo justo de retroceder sobre sus pasos, antes de que el autobús pasara veloz entre nosotras. El semáforo cambió a verde y como si nada cruzamos con total normalidad.

Lo había olvidado por completo hasta que ayer por la tarde en una calle de gran afluencia del centro con cuatro carriles, dos en un sentido y dos en el contrario, el semáforo se puso en amarillo para los coches pero el peatonal seguía en rojo, los dos carriles de mi lado empezaron a detenerse con lo cual me aventuré a pisar la calzada primero, y luego me quedé mirando fijamente a la chica que tenía enfrente que simplemente al verme también se lanzó a cruzar su calzada, cuando llegué a la mitad me detuve pero ésta vez no me dio tiempo ni a girar la cabeza, a dos metros de mí la tenía a ella mirándome y a menos de un metro de ella un autobús frenaba de manera estrepitosa, una exclamación ahogada se escapó del resto de la gente que miraba desde ambos extremos convertidos en público de platea, el tiempo se detuvo y el sonido ambiente desapareció, a ella la cara se le tornó pálida y bajó la mirada, se llevó las manos al pecho, la luz peatonal cambió a verde, el único que seguía haciendo aspavientos era el conductor del autobús que parecía de repente el protagonista de una película muda desde su cabina, nadie se movió, hasta que ella retrocedió hasta la acera y se fundió con la masa, entonces todos actuamos como masa y cruzamos como si nada.

Hay muchas maneras de influir sobre la gente, en formas de pensar, de vestir, de actuar, se puede hacer de una manera indirecta, directa, pero la más desconocida debe ser la que se hace de manera inocente, cuando no se es consciente de ser la fuente de esa seguridad personal que atrae hasta el punto de que confíen en ti hasta su propia vida.





Objetivos: Debo corregir mis malos hábitos viales.
Tiempo robado si has leído hasta aquí: 3:40

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jueves, diciembre 14, 2006

8:30 p. m. - Nothing fancy here...

Foto: Galería de papeles en 3D, Fancy. Clicka en ella para ir a la web.



Eso es lo que escribía sobre una hoja en blanco el personaje de Ashley Judd, Ruby. Como comienzo de una hipotética misiva, en un intento universal de encontrarse a ella misma a través de su relación con los demás y en concreto con los hombres. Sus aspiraciones laborales y personales plasmadas de una manera lineal, incluso frívola, pero lo que hace que sientas la trama real es esa pesadez en la luz que predomina en toda la película, una luz cotidiana sobre unos elementos vulgares y corrientes, como los que a menudo nos rodean.

Y pensando en la incidencia de la luz y no precisamente en lo que sube el recibo para el próximo año, he tropezado con éste supuesto único ejemplar a juzgar por el precio, sobre la Historia Crítica y Descriptiva de las Cofradías de Peniencia, Sangre y Luz Fun. (Sepan vuestras mercedes que la que suscribe no tiene ningún tipo de comisión o interés sobre el mismo, más allá del ponderoso título.)

Apabullante, ¿eh?... y no me refiero a que lo correcto sería referirse a las Cofradías de Poniente, ni a la relación que con ellas pueda tener la sangre y eso que especifican que es descriptiva, tentador... sea cual sea la actividad de la Cofradía que en antaño hacía referencia a grupos selectos, casi sectarios, de gran influencia social. Pero, ¿y la luz fun?

Podría verter chorros de tinta virtual bajo éste concepto definitivamente brillante y desconocido sobre la luz, pero seamos sinceros, el hecho de que yo esté aburrida no justifica que os haga partícipes de mi teoría sobre la fun y la fuente de luz en los estados carenciales de ánimo súbito. Tal vez, lo correcto sea escribir:

Nothing fancy here...






Objetivos: And there?
Tiempo robado si has leído hasta aquí: 1:20

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lunes, diciembre 11, 2006

10:00 p. m. - Etiquetas.


- Ahora soy escritor, reescribo con ellos su futura novela. Las cosas son diferentes ahora.


- Recuerda que te pagan como puta, aunque hagas de escritor.



En la escena final.



- Al cabo de un par de años publicó lo que se consideró su libro revelación, y me sentí feliz por haberle jodido la vida para que se encontrara como escritor.


.

.

.




Sólo ví los últimos cuarenta y cinco minutos como mucho de ésta peli, donde el personaje de Andy García, Byron, se vende literalmente, cometiendo su segundo error al cambiar el objetivo inicial de la transacción económica, durante el transcurso de la misma.


Y es que cuando pagas por una cosa si encima obtienes otra, la das por pagada igualmente, con lo que no se puede exigir ni esperar un cambio de actitud en la valoración final.





Objetivos: Es fácil poner éste pequeño juego de error a la práctica, si te vendes (siempre nos estamos vendiendo) como __________ no puedes o no esperes que te traten como __________. Si te apetece rellena los espacios en blanco con tus etiquetas favoritas y si encima quieres compartirlo, no dejes de comentar puede que nos ayudes a no repetir errores.
Foto promocional de kdcards.com

Tiempo (vendido) si has leído hasta aquí: 1:17







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jueves, diciembre 07, 2006

10:15 p. m. - Primavera en diciembre.



Ambos se toparon con el mismo árbol caído, no obstante...


Para él, el día empezaba gris y nublado, le iba a costar llegar pronto al trabajo, después de la ducha no puede evitar quedarse mirando los calcetines como si le importara qué color combina con qué, coge los primeros que le saltan a la mano, que no a la vista, se enfunda los vaqueros, camiseta, chaqueta y a la calle, de camino para el metro ve un matojo verde enorme que ocupa prácticamente toda la calle peatonal, así que sin pensárselo dos veces decide tomar la calle de más abajo, que es como hacer un ángulo en L, pero de esa manera no tiene que detenerse. Más tarde, cuando llegue al trabajo pensará mientras toma una manzana como tentempié, que ya que sale de su sueldo para pagar a los de Parques y Jardines, podrían hacer su trabajo a horas que no sean puntas. El día transcurriría sin mayor novedad, y por la noche sólo recordaría que el jefe no había tenido su mejor día, total como jefe que es, también hubiera podido decidir hacer el puente de cinco días, pero no, ahí han estado todos para prácticamente no hacer nada. Un día gris.


Para ella, el día se levantaba nubladillo con ratitos de sol, sólo ver el día que hacía por la ventana decidió no coger el paraguas apostando por el sol, no se equivocaría. Al salir de la ducha le suena el móvil indicándole que ha recibido un mensaje, “llego tarde”, genial piensa, a lo que responde, “Ok”. Baja tranquilamente en dirección al metro y ve lo que a simple vista le parece una planta gigante en medio de la calle, pero le extraña no ver a nadie de Parques y Jardines cerca, de ella surgen las personas que vienen en sentido contrario como maravillados de la visión, a medida que se va acercando ve que no se trata de una poda normal sino más bien accidental, los fuertes vientos que soplaron a primera hora de la mañana habían quebrado una rama alta de uno de los árboles que perfilaban la calle, astillando prácticamente todo un perfil del árbol dando la impresión de que se tratara de un racimo de uvas roto a voluntad. Durante unos segundos se siente como si estuviera en la copa del árbol, atravesando pasillos de ramas verdes. Aunque al levantarse esa mañana de invierno, lo que más ilusión le hacía era el encuentro con su amiga que hacía mucho que no veía, al llegar a casa por la noche escribiría lo bonito que es que se cuele una mariposa en la oficina, que primero crees que es negra y luego descubres sus matices del marrón al calabaza, y atravesar caminando la copa de un árbol. Un día de primavera en diciembre.







Objetivos: Y si no hace frío, y si no llueve, y si es primavera en diciembre... dicen que si se presta atención puede verse a las ninfas reparando las cortezas de los árboles.

La foto representa un hada de tierra, sacada del foro La Cordillera de Karsim.
Tiempo (primaveral) si has leído hasta aquí: 2:59

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lunes, diciembre 04, 2006

8:30 p. m. - Creo ver rosas blancas en el desierto.


Foto: White Rose, Sheila Caim, clicka en ella para ir a la galería.



Anoche estuve en Ulaanbaatar, y acabé perdida en las profundas estepas, sin dejar de caminar llegué hasta las Dunas de Khongoriin, me agaché para recoger en una botella vacía de agua un puñado de arena, que bien envasado a mi regreso haría las funciones de catalizador para volver al origen, él se me acerca y me invita al interior de su ger, porque piensa que estoy sedienta y no se equivoca pero no de agua. En el interior arde una lumbre justo en el medio, y me brindan té, me indican que seguramente encontraré lo que busco si sigo hasta el monasterio de Erdene-Zuu, que si me desoriento y para los que no son de ahí es normal, que pregunte en la antigua capital, hace una pausa, y como en un susurro dice finalmente, Kharakorum. Asiento con la cabeza y dando las gracias con gestos, marcho para aprovechar la luz de día.

Él sale conmigo del ger y señalando sus caballos, me invita a montar en uno, no me siento cansada pero me encanta la propuesta, monto sobre la manta, y recorremos un trozo juntos, él se detiene, desmonta, y me comenta que cada año el desierto le gana un trozo a la estepa, que de pequeño todo era más verde, y el pasto era mejor para el ganado, pero me lo dice resignado porque sabe que la culpa es nuestra de los humanos, que gestionamos todo mal, incluyendo el planeta. Yo no logro entender el brillo que ahora veo en sus ojos y le digo que debo continuar hasta Erdene-Zuu, él asiente y me dice que puedo seguir con el caballo que a la vuelta se lo regrese, le vuelvo a dar las gracias y me viene como en una ráfaga que ya me habían comentado sobre la generosidad de las gentes que habitaban esas tierras.

Sin mayor dilación sigo mi recorrido, y no me asombra el hecho de no encontrarme cansada, ni que la luz de día siga tan intensa como al inicio de mi viaje, atravieso la antigua capital sin problemas entre grupos de ovejas y pastores, atisbo una muralla con cúpulas blancas rematadas con conos dorados, noto que estoy cerca, dejo en la puerta al caballo, me dirijo hacia el Zuu-Buddha, y antes de que pueda pedirle nada se me acerca una mujer menuda, de cara redonda y mejillas rosadas, me dice,

- ¿Eres tú la portadora de rosas?

- No, que yo sepa... - Le contesto con el ceño fruncido a la mujer.

- Le pido humildemente coger una, es que aquí en el desierto no se habían visto nunca.

- ¡Claro que puede coger una!, si por mí... - Estaba a punto de explicarle a esa buena mujer que yo no era portadora alguna cuando al mirar tras de mí, había todo un camino de rosas blancas, me levanté y con paso lento me dirigí hasta la puerta, el caballo seguía ahí esperándome, y junto a él, un hombre vestido con traje negro, con lazo en el cuello, y con un mostacho un tanto pasado de moda, parecía realmente desubicado, no atino a decir nada y él lo sabe,

- No dejes de ser portadora de rosas blancas, a las personas les pasa igual que con la tierra, la erosión trae el desierto, y así gana centímetros cada año.

De repente le reconozco, sé quién es, y como si de un mantra se tratara, repito entre dientes sin mover los labios, palabras desordenadas,

- Cultivo en julio como en enero, para el que me da su mano franca, y para el que arranca, cultivo una rosa blanca...



Noto que me zarandean el hombro derecho, estoy a punto de decirle a la mujer menuda que era eso lo que venía buscando las rosas blancas, y que estoy feliz de saber que nunca me abandonaron, cuando me encuentro con la cara de mi perro y antes de que le ordene que quite su patota de mi hombro, me mete un lametón en toda la nariz. Me incorporo en la cama y en la pantalla encendida de la tele, el guía ha vuelto a Ulaanbaatar, está bailando en una discoteca algo parecido al reguetón, y pienso que ni en el paraíso se salvan...

A veces me funciona, me pongo a mirar una de las 625 líneas que no paran de formar la imagen en la caja tonta, inapreciable para el ojo humano y consigo viajar a tierras remotas, a desiertos que no conozco, incluso encontrar lo que nunca he perdido.





Objetivos: Aunque destrocen vuestras rosas, las hagan polvo y no quieran ni preservar un pétalo perdido entre las hojas de un libro, porque piensan que es mejor negar la belleza de su existencia, seguid cultivándolas, es la única manera de frenar el desierto.
Tiempo (cultivando) si has leído hasta aquí: 4:15

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