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kleptØ

Todo lo que no es nuestro, prometemos haberlo robado. 

miércoles, noviembre 20, 2013

11:57 p. m. - Testigo de un beso en el metro.

Sucedió hoy sobre las 8:05 a.m., viajando en la L3 de Barcelona, entre Roquetas y Diagonal. Llegaba tarde pero en ese instante dejó de importarme.



Objetivos: Hace unos días alguien cercano a mí desde hace también pocas lunas, me dijo que me pasaba la vida en metro. Y es cierto, como cierto es también, que pocas veces como hoy, he sido testigo de un beso como el que he robado con la cámara del móvil, y aquí comparto con vosotros. Perdonad lo borroso pero con un móvil, jugando a paparazzi y que no te den un guantazo de buena mañana... Milagros no se pueden hacer.

Tengo que confesar que pasé por al lado y miré de reojo, mi intención era cambiar de vagón en la siguiente parada. Pero decidí volver sobre mis pasos, me senté en el banco adyacente y esperé a sacar el móvil y hacer la foto para que no se vieran sus caras. La adrenalina de saberme robando una foto, un momento, un instante... Fue tan intensa como el hecho de compartirla aquí con todos vosotros. Se me ocurren muchas historias alrededor de este beso, pero prefiero que hoy, seáis vosotros quienes imaginéis la mejor de las historias.

Un beso de buenas noches a todos. ^_~

Tiempo robando besos si has leído hasta aquí: Me llevó menos de cinco minutos robar la foto.

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lunes, noviembre 18, 2013

11:31 p. m. - Uno no nace...

Extracto del libro que ocupa mis desplazamientos diarios en la actualidad:

"Lo que yo creo es que uno no nace queriendo a nadie. Querer es un talento que se aprende. Es como enseñar a un perro a hacer sus necesidades. Tal vez un talento que uno aprende o no a perfeccionar. Como un músculo. Y si no puedes aprender tú solo a querer a tus parientes de sangre, es que nunca vas a querer de verdad. A nadie en absoluto."

Rant. De: Chuck Palahniuk


Objetivos: Siempre manifestaste abiertamente tu odio hacia tus parientes de sangre. Debe ser verdad que nunca me quisiste, en absoluto.
Tiempo queriendo si has leído hasta aquí: Tanto que olvidé ejercitar mi músculo, un tanto atrofiado.

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domingo, noviembre 10, 2013

11:00 p. m. - Ofelia.

Durante años después de haber leído Hamlet, mi heroína de novela, más allá de la ñoña de Julieta y su Romeo, o de la indecisa y cruel Catherine de Cumbres Borrascosas, fue sin lugar a dudas: Ofelia.

Nos resulta violento y casi inconfesable, reconocer la belleza en la muerte. Por eso cuando vi por primera vez Fire with Fire (sí, queridos lectores habituales, la he visto en más de una ocasión y por el sólo hecho de rememorarla aquí para este post, hoy la he visto nuevamente), pasó a ser una de mis películas favoritas de los '80, al mismo nivel de: Pretty in Pink, Splash, The Breakfast Club o Ferris Bueller's Day Off.

A continuación hacemos un intermedio musical con un video que formó parte de la banda sonora original para Fire with Fire. El cual, recomendamos encarecidamente para seguir con la lectura del post y embargarnos en un sweet mood:

 

Y es que ver a Virginia Madsen emulando el cuadro de Ofelia, para hacer una autofoto con disparador automático de cable, fue lo más... ¿Se dan cuenta queridos lectores que hoy nos haríamos la foto para colgarla en una red social al instante? Nunca dije a nadie que había visto esta película, y me cuidé mucho de comentar con ningún amigobarraconocidobarraporconocer, que a mi también me subyugaba la belleza del cuadro de Ofelia. La flotabilidad como abandono total de la existencia ante los elementos. Sublime.



El nombre de Ofelia me resultaba sonoramente dulce, ideal para susurrar al viento sin esperar eco. Ofelia de Millais es un cuadro prerrafaelista inspirado en el episodio de la muerte de Ofelia, referida (como todos sabéis y estáis recitando de carrerilla mientras leéis) en el acto IV del Hamlet de Shakespeare. Ofelia, abatida por la locura de Hamlet y la muerte imprevista de su padre, se vuelve loca y se suicida.


Ofelia la más bella de las suicidas, murió por amor. ¿No es así como deseamos morir todos?

Pero es difícil superar a Ofelia en belleza, y eso mismo traté de explicarle ayer a mamakleptØ, muy seriamente le dije, mientras ella trinchaba su bistec con patatas, de todos es sabido que siempre sienta mejor un comentario imprevisto con la barriga llena:

- Pensé en hacerlo, me vi, pero no me gustó lo que vi. Quiero decir... Era realmente fácil hacerlo.

MamakleptØ, ha detenido en seco la disección del bistec, ahora que observo el trozo de carne de su plato con detenimiento, diría que el concepto muy hecho corresponde a casi quemado. ¿Es negro o marrón oscuro el color del bistec? Es imposible de determinar con la luz mortecina que tenemos sobre la mesa, ideal para hacernos creer que estamos en un ambiente íntimo y así no detectar los colores reales de lo que engullimos. Si es que lo tienen todo pensado en el sector de la hostelería. MamakleptØ, sigue analizando mis palabras, me mira buscando algún indicio que niegue lo que acaba de escuchar. Y sigo diciendo:

- Pero sólo lo pensé.

MamakleptØ respira hondo y sigue en su tarea de diseccionar el bistec de puntas negruzcas, nunca supo gestionar las confesiones sinceras. Se limita a decirme que la carne está muy hecha, casi quemada. Estoy acostumbrada a que reaccione así, y me limité a darle la razón en lo que al bistec se refiere.



Objetivos: Fue una cuestión de estética pura y dura. Me vi, como pocas veces me he visualizado en una situación posible, víctima de mis emociones... Y no encontré belleza alguna en mi propia muerte, de una manera autoinfligida. Y es que una es coqueta incluso para morir, qué se le va a hacer... Descartamos a Ofelia como heroína de novela. Desde aquí os animamos a matar a vuestros ídolos. Hablando en sentido figurado, claro está.


Acabo de leer en algún sitio, algo así como que: "Dormir es suicidarse un poco cada noche."

¿Será por eso que ahora de manera casi inducida, duermo menos que nunca?

Tiempo intentando dormir si has leído hasta aquí: Puede que no lo haya intentado como es debido...

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viernes, noviembre 08, 2013

1:03 a. m. - El Último Beso.

Hace algunos sábados, o tal vez fuera un domingo... Me quedé viendo en la tele una película que tenía más que pendiente, si clickais a continuación la podréis ver inmediatamente, muy, pero que muy recomendable: Funny Games.

Como tengo aún los nervios a flor de piel, si la película se pone tontorrona, paso a llorar en cero coma a moco tendido, y es que no pude resistirme al visionado tierno tiernísimo, del último beso de una pareja. Hay como un sexto sentido que te dice que ese será el último, no el mejor, ni el más memorable. Aunque a veces, se de el caso de que el último beso lleve un fogonazo de pasión. Pero por regla general, el último beso en los labios de una pareja, es breve, reglamentario y va acompañado de palabras inútiles. Palabras que ya no hacen falta. No remedian nada.



Esta escena me pilló por sorpresa y me cambió totalmente el feeling que tenía hasta ese momento viendo la película, pasé de estar disfrutando enormemente a tener que buscar unos kleenex, para la llorera romanticona que me entró. Una es así de sensible.

George: Ann...

Ann está a punto de escapar por la ventana de la cocina, cuando oye su nombre y se detiene en seco para escuchar a George.

George: Please, forgive me.

Ann vuelve sobre sus pasos y le llena de pequeños besos mientras le susurra en una cantinela a George, quien apenas puede moverse en la silla:

Ann:  I love you... I love you... I love you.

Ann rompe llorar y se separa de George, bajando la mirada. George consciente en todo momento de la situación en la que se encuentran, le ordena:

George: Run... Run!

¡Es tan bonita esta escena!, inútil y bonita. Un úlitmo beso. Pedir perdón cuando ya no tiene sentido hacerlo. Besar por toda respuesta y acabar llorando, compartiendo por igual babas y mocos... Ains.



Objetivos: Os dejo unas líneas de uno de mis libros favoritos de bolsillo que viene muy a cuento para ilustrar el argumento de Funny Games:

"¿Usted no ha matado nunca a nadie por aburrimiento, por no saber qué hacer? Es divertido."
Crímenes Ejemplares. Por: Max Aub.

Tiempo matando tiempo si has leído hasta aquí: Unos sesenta minutos muertos y enterrados...

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miércoles, noviembre 06, 2013

9:03 p. m. - Intenso

El olor a café recién hecho se cuela por la ventana del patio de luces. Invade la estancia, y tus fosas nasales de paso. El olor se hace intenso y vívido por un momento, unos segundos después ha desaparecido de tu espacio, y de tu nariz. Cuando el aroma del deseo envuelve tu espacio, sobra hablar de amor. A pesar de ello nos encanta que lo hagan. El ego se dispara, transportándote hasta un cielo poblado de nimbus, de diseño un tanto naïf, que se me antojan ligeras. Por un momento, pienso si en un cielo lleno de nimbus el sol tendrá rayos tangibles como antenas, que puedas desantenar como las margaritas deshojar.

 
Basta.

¡Que dejen el amor para los necios y las buenas personas!

Donde esté el deseo que devora, que provoca fiebres internas y viajes astrales en busca del cuerpo del deseo. Es ahí donde tu cuerpo pedirá volver... Porque si hay algo que deleita hasta humedecer nuestros labios mayores es... Que nos digan que nos desean.

Cómo medir la intensidad, la afinidad, la complicidad... Cómo alimentarla... Quizás abandonarla... Extrañarla cuando todavía tintinea la llama en la vela, en la cerilla a medio consumir. Hipnotizarse en su forma sinuosa, danzarina. Preocuparse por una corriente de aire furtiva, que apaga la llama tan sólo un segundo que parece eterno. Para volver a quemar y a encantarnos. Acunarla con ambas manos. Notar su calor y arriesgarse a quemarse.

Intenso.


Objetivo: Pocos ayeres hacen anhelar una máquina del tiempo con un botón de pause. Para recrearnos en alimentar esa llama aún tintineante, con el aceite en el alambique o la cera que da cuerpo a una vela.
Tiempo jugando con fuego si has leído hasta aquí: Algunos ayeres.


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