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Todo lo que no es nuestro, prometemos haberlo robado. 

miércoles, abril 30, 2008

12:00 p. m. - Beautiful Garbage

Foto: Beautiful Garbage, realizada por servidora en una calle cualquiera de BCN.


Abril flores mil… no.
Libra, equilibrio… no.
¡Equilibrio mil!… nil.




Una semana antes de que su desaparición fuera noticia en todos los telediarios del mundo, disfruté mucho viendo un domingo por la tarde, Soylent Green, fantaseando que las patatas fritas de bolsa no eran otra cosa que un “soylent yellow”. Luego vino la noticia y me entristecí porque para muchos, él va asociado, por sus acciones y declaraciones de los últimos años, a esa América profunda e inculta que cree fervientemente que sus libertades individuales se salvaguardan sólo con el fuego cruzado de las armas o con la amenaza de tenerlas, poseerlas. La posesión, un gran tema, extensible a todo objeto que premie la seguridad viril, véase de qué tamaño es tu coche, moto, o lo poco que pesa tu bici de aluminio (si eres de los ecologistas).

No nos desviemos del tema que nos ocupa. No, esto no trata sobre la white garbage, ni de qué tamaño la tienen (ahora si luego quieren comentarlo, por favor agreguen sus parabienes en la sección abajo indicada para ello, como es habitual). Lo que quiero decir es, ¿la vida es como la entrevista que te hacen antes de concederte la jubilación?, suponiendo que exista. Sólo cuentan tus últimos 10 años cotizados, es decir, no lo que has sido, sino lo que eres. Pues sí, porque no importa tu obra, sino tu semilla. Y en su caso, no importa que haya interpretado las mejores películas de ciencia ficción, históricas y demás súper producciones de la época, su semilla final fue de odio. Ahora me imagino devorándolo satisfactoriamente en cada patata frita de bolsa. Muy buenas, “muy soylent”.

Tal vez, por todo ello, cuando la vi a ella postrada en la cama del hospital, a ella que no es mi abuela, y con esa mirada en los ojos de “no me quiero despedir así”, no en este momento, aquí, que no estoy en mi casa, rodeada de las plantas de mi balcón. Me entristecí por segunda vez en el mes de abril. Me negaba a recordarla así, abatida. Prefería recordar los días en los que contábamos cremalleras sin dirigirnos la palabra, o explicándome cómo se hace la crema de almendras para acompañar unas viandas, o cómo se esconde un huevo frito dentro de un bollito redondo de pan, también frito, recordándome que las monjitas cuando ella era nena como yo, no le daban una labor de punto de cruz por buena, si no se podía ver el dibujo limpio tanto por delante como por detrás de la tela bordada. Salí al pasillo, con la vana esperanza que tiene todo el mundo de que el calor que notas y el ambiente cargado de cualquier habitación de hospital se desvanece en el pasillo.

El pasillo es la selva del hospital, te conviertes en presa fácil de camillas a la deriva, de médicos que quieren tranquilizarte explicándote técnicamente los síntomas, y esto es peor que la sensación experimentada en esas clases de antaño de biología, donde no pillabas lo que era un citoplasma, aunque la cara de cromo que pones de entenderlo perfectamente es la misma, pero no nos olvidemos de los depredadores de la selva… los familiares. Él me atacó justo ahí, acorralada como estaba en el pasillo, me susurró al oído, que de toda la obra de ella, ya no quedaban frutos, que las semillas se habían secado, y que ella seguramente lo sospechaba. Como todo familiar preocupado, habló en plural, y seguro que me perdonarán que no recuerde con exactitud la conversación, más allá de la importancia de los verbos utilizados en tiempo futuro: tendremos, reaccionaremos, olvidaremos… afrontaremos.

Salí del hospital, crucé la calle y se me cayó al suelo la rosa de Sant Jordi que había llevado para ella. No fui consciente de ello hasta llegar al otro lado de la acera, y notar que me faltaba algo en la mano, cuando me giré ya era tarde para recuperarla, el semáforo se había puesto en rojo y puede ver como quedaba aplastada bajo la rueda de un coche, me quedé ahí observando, cuando volvió a cambiar la luz del semáforo, caminé hasta ella, no sé en qué estaba pensando, estaba tan pegada al suelo que era imposible rescatarla, casi parecía grabada en el pavimento, saqué la cámara y le hice la foto que ilustra este post. Beautiful garbage.


Objetivos: Todo y todos acabamos siendo garbage, pero nadie te garantiza que no acabemos también siendo Soylent, devorados a lo mejor por nuestros conocidos, familiares, gente de bien. Independientemente de nuestra obra y semilla.
Tiempo robado si has leído hasta aquí: Todo el mes de abril. Para seguir la no dinámica de este año, esto tampoco fue publicado en abril, aunque así se afirme, fue el mes en que ocurrieron los hechos.

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