Foto: Rubén Blades, clicka en ella para ver su discografía.
"Me acaban de informar que acaban de darle la fianza al Sr. Pedro, se perdió llegando aquí pero llegó, ¡qué va, Pedro no se pierde nunca!...
Saben lo curioso, cómo son las cosas en la vida, ¿verdad?, cuando yo escribí esa canción originalmente me dijeron que esa canción nunca iba a tener éxito en la compañía cuyo nombre no voy a mencionar ahora, porque era una canción muUuy larga.
When I first wrote the song they told me the song will never be a hit because it was too long.
Imagínense ustedes lo que hubieran hecho ésta gente, claro no es que yo me ponga en esa categoría, pero si hubieran sido los editores de Don Quijote, ¡hubiera salido un pasquín!
¡Oye Cervantes chico!, quítale un poco de hojas a eso que eso está muy grueso, la gente no va a leer eso, la parte de la Dulcinea sí me la dejas ahí pero, a la gente le gusta eso, pero lo demás, Sancho Panza, ¡quita a ese tipo de ahí, chico!, quién quiere leer a un gordo, no quítame a ese tipo, ponme a alguien que se parezca a Tony Curtis y entonces a lo mejor hablamos.
Por la esquina del viejo barrio los ví pasar
Con el tumbao que tienen los guapos al caminar..."Prólogo en un concierto en vivo de la canción Pedro Navaja, grabado por Rubén Blades y Son del Solar en 1990.
Objetivos: En un día como hoy, lo que quería en realidad, era que escuches al otro Rubén...
Tiempo (cantando) si has leído hasta aquí: Menos de lo que tardas en ir a votar.
Foto: Campaña electoral de Tania Dervaux, que bien podríamos titular bajo el clásico "Sex sells!", clicka en ella para ir a la noticia. Esto suscita tres preguntas básicas en mí: ¿Votan más los hombres que las mujeres?, no he visto réplica política masculina por ningún sitio... Dos: ¿Cuántos hombres habrán intentado nacionalizarse belgas?, y por ende... ¿Necesita mano de obra barata Bélgica y están dispuestos(/as) a "pagar" en especies?
¡Pasen y lean señores!, las mejores mentiras, medias verdades, promesas al por mayor, todo al mismo precio y con la envoltura y desenvoltura que más gracia le haga, oiga. Y es que estamos de campaña electoral... no, epidural no, electoral.
¿El tema estrella? ¡La vivienda!, que si el metro cuadrado está tan caro como comprarse un coche, que si cada vez más nos emancipamos más mayorcitos luciendo canitas, y digo, los que deciden hacerlo (con un par), que si a pesar de la subida espectacular de precios y de la tan comentada burbuja inmobiliaria que de momento no peta, tenemos que ir acostumbrándonos a ser inquilinos y no propietarios como era la tendencia en España hasta ahora, ¡vamos que no tendrás nada en tu p...ta vida!, que por ese motivo la mayoría de la gente acaba compartiendo piso, o en pareja, porque solo no te llega ni para comprar la cuerda que tendrás que colgar del techo para balancearte del cuello, cuando tengas la necesidad física de notar la asfixia que ya lleve experimentando tu billetera, que si te da por votar a fulanito promete pagar la mitad del presupuesto de un ascensor en comunidades de vecinos con personas mayores o disminuidas, que si más pisos de protección oficial (sin tongo), en fin... lo de siempre, peEero justo cuando creía que estaba leyendo más de lo mismo, ¡PUM!, llego al último párrafo que dice:
“En cuanto al dinero destinado a la vivienda, el 38% de los usuarios manifiestan invertir la mitad de sus ingresos en esta necesidad básica. Un porcentaje muy elevado si se tienen en cuenta las recomendaciones de los expertos económicos, quienes hacen hincapié en que la cantidad destinada a la casa no debería superar en ningún caso un tercio del total de los ingresos.”
¡Un tercio!, tengo que confesar que aquí fue donde me sentí totalmente indignada, una cosa es tener más que asumido ser medio pobre en el primer mundo con seudo privilegios, pero que le traten a uno como si no tuviera más de dos dedos de frente... y puedo asegurar regla en mano que así es, llego sobradamente a tres dedos, digo: ¡¿Por qué no llaman a las cosas por su nombre?!, por qué no prometen mejoras en los sueldos, revisión de la precariedad laboral y los contratos basura a todas las edades, jóvenes, mayores de cuarenta, a punto de jubilarse. Por qué nadie comenta que va a solucionar que España tenga unos sueldos de risa con precios europeos de primer orden, que la gente se está acostumbrando a tener dos y tres trabajos, que enseguida nos han bautizado como la generación mileurista cuando en realidad la gran mayoría de la gente no llega ni a mil euros. ¡¿Hasta cuándo el engaña-bobos?!, porque no habría un problema de vivienda, sin un problema previo de ingresos.
Objetivos: ¡¿Dónde están esos expertos económicos que no asesoran a la panda de políticos que tenemos y se limitan a advertirnos?! Tiempo (políticamente correcto) si has leído hasta aquí: Menos de lo que esperabas...
Foto por Borghal y su vida en miniatura, clicka en ella para ir a su fotoblog.
En el primer vagón, en la cabina de control, ella se enfrenta a la versatilidad de la palanca hacia delante, un único sentido, puesta en marcha y freno.
En el vagón del medio una madre le canta a su hija bien sujeta a un carrito de bebé que atraviesa todo el espacio, de no más de un año y que no para de mover las manos como si fueran veletas independientes siguiendo de manera arbitraria el ritmo de la música que sale de boca de su madre, planteando seriamente a los que bajan en la siguiente parada un obstáculo a saltar.
En el pasillo que conduce al andén un chico joven toca a ritmo de saxofón sin mucho éxito limosnero la banda sonora de la Pantera Rosa, y los transeúntes sin apenas ser conscientes de ello aminoran su marcha justo al pasar a su lado, ocasionando un ligero vaivén de caderas que balancea sus colas invisibles, arrastrando sus pies al son, turuntuntun, tuntún, tun, tun, tun, tuuuun, tururun, rurun.
En el tercer vagón, ella le dice que se levanta muy temprano y que está cansada, su voz se vuelve perezosa y quejica, sería fácil pensar que se trata de una niña de no ser porque su voz denota que pasa de los cuarenta, su apariencia confirma algún retardo, él la mira con dulzura es mucho más joven y le dice que él también lo está, ella le pregunta si ha comido en el parque y él le responde que sí, y le susurra algo al oído que provoca en ella un estallido espontáneo de risa que le durará hasta la siguiente estación.
En el mismo vagón, dos puertas a la derecha, un hombre va pegado a la puerta y se tambalea, su aliento a alcohol se puede oler como si se tratase de su eau de toilette, sus mofletes rojos hacen juego con la mirada vacía, su estabilidad peligra a la que vuelvan a abrirse las puertas, y todos alrededor aunque no lo digan, no piensan perder detalle. Las puertas finalmente se abren y para decepción de los que disimulan seguir leyendo el periódico de distribución gratuita, o escuchar sus respectivos emepetreces, el hombre se mantiene en peligroso equilibrio sin caerse mientras se agarra al marco de la puerta.
Pero volvamos al primer vagón, a la cabina de control donde reina la palanca y donde ella los conduce a todos, y hágase la salvedad sin tener carnet de conducir en el mundo de arriba, por el reino de los túneles subterráneos que atraviesan la urbe, túneles y más túneles y donde no puede borrar de su mente la palabra gusano, el Síndrome del Gusano, ese que le han advertido que puede desarrollar y que consiste en sufrir depresión por la falta de luz natural, a los espacios cerrados y oscuros, ya le aseguraron en el período de formación que eso no era nada en comparación a que se te estampe una persona en el “parabrisas”, (ya saben: “... por causas ajenas a nuestra voluntad, el servicio en la línea queda interrumpido...”), pero que eso no debía preocuparla, cuatro días de fiesta y, ¡hala, solucionado! Pero... y si el síndrome se apoderaba de ella hasta el punto, que lo que le molestase a partir de ahora sea la luz...
Objetivos: Y es que los gusanos también pueden ser agorafóbicos...
Tiempo robado si has (viajado) hasta aquí: 2:45
