sábado, agosto 28, 2010
4:03 p. m. - Los celebré en compañía de Jeanneke.
Foto: Realizada por maf, en agosto del presente.
Hace unos cuantos veranos atrás, salía de una de las discotecas que hay en Montjuic, estaba sofocada por el alcohol, bailar y sudar. Necesitaba aire fresco, noté que me seguía el chico de melena castaña y chaqueta de cuero, con el que había estado flirteando. Me giré con el fin de detenerle momentáneamente, y le solté un:- Me estoy meando. - Acto seguido me metí tras el primer matorral que me tapó un poco. Me bajé los pantalones hasta las rodillas, me agaché y me alivié. Casi ensequida me dí cuenta de que me había seguido y que contemplaba de manera divertida lo que hacía. Por lo que no tardé en gritarle,- ¡Pero no ves que estoy meando! - Él no se inmutó, ni qué decir que tampoco se movió, se limitó a decir de una manera sexy, que yo interpreté en su momento como serial-killer en potencia, ¡huyamos!, quiero decir, todavía no le había estampado ni un triste beso que me había visto mear... demasiada intimidad de golpe. Pues eso que me dijo de manera sexy,- Me encanta ver mear a una mujer.Volvimos a entrar en la discoteca, me las arreglé para esquivarle y salir de ahí junto con Ilne, las dos comentamos cómo nos había ido la noche, reímos a carcajadas. Y supongo que acabamos como tantas otras noches, comiendo churros con chocolate hasta que abriera el metro.*****
Hoy que este blog cumple cinco años flotando en la red, no se me ocurre mejor recuerdo, ni mejor foto que la de la Jeanneke-Pis, a quien visité precisamente la primera semana de agosto, seguramente inspirada en una nena de cinco años y menos conocida que su irritante hermano, Manneken-Pis.Objetivos: Su postura me parece ahora, de lo más dulce.Tiempo meando si has leído hasta aquí: Cinco años en tu compañía.
domingo, agosto 08, 2010
8:53 p. m. - Dime que no eras tú... Warum?*
Foto: por servidora hecha al atardecer en el aeropuerto de Bruselas, en agosto del presente año.
*¿Por qué?
Recuerdas mi escrito sobre la rutina, supongo que la odio por cómoda, por ser buena conmigo y por mimarme en demasía. Cuando vives sobre una balsa en aceite, te gusta ver las olas y si no existen provocarlas tú misma, tirando la piedra si así hiciera falta. Es un acto meramente egoísta y nada justificado, pero vale la pena cada segundo que he vivido con mi química interior alterada, por haber encontrado algo que me motivara a tirar esa piedra, a remover el aceite.
No te voy a engañar diciéndote que si tuviera diez años menos las cosas serían diferentes, porque probablemente con diez años menos no valoraría tu potencial en ciernes, porque a esa edad no lo buscaba, más bien lo evitaba. Debo sufrir para escribir, la cotidianidad mata a mis musas, por lo que has sido el mejor gingseng a mi escritura aletargada, gracias. Me gustaría pensar que tropezarás con alguien que sabrá apreciarte y valorarte en la medida que tú esperas y deseas, es decir, a alguien nada parecido a mí. Debo advertirte por experiencia, que es de condición humana, tropezar una y otra vez con la misma piedra.
Desearte que en Cuba te folles a alguien que te recuerde a mí, ahí abundan las "piel canela". Pero no cometas el error de querer adoptar una; los cactus si los intentas sacar del desierto siempre acaban pinchando, hasta conseguir que la sangre brote desangrando tu alma, dejándola seca igual que un desierto. Tendrá morbo verte en Berlín... Y si la autonegación no ayuda, y si esto no lo recordamos (en plural), sólo yo (en singular), y si nunca más nos vemos, yo que predico más vale uno que ninguno... Pero que en realidad me jodió un huevo el final cerilla de Como agua para chocolate. Y poca gracia me hizo el relato corto de Stick & Match de Tim Burton. Más que nada porque siempre se cumple el consabido, quien juega con fuego acaba quemándose, por muy pirómano profesional que se sea. Y con lo caprichosa que es mi piel recuperándose, tendré la cicatriz hasta la eternidad. Como ves todo acaba siendo un problema estético, la forma imperando sobre el fondo.
Objetivos: No nos vimos en Berlín... pero dime que un año y medio después no eras tú, quien me miraba con sorpresa en la sala de espera del aeropuerto a las seis de la mañana. ¿Puede ser más irónica la vida? El peor momento y en compañias inoportunas, como para poder justificar un simple, "Hola". Dime que no eras tú, mientras yo evitaba devolverte las miradas, recordar mis quemadas. Dime, que me recuerdas con la luz del sol de octubre iluminando mi risa.
Tiempo robado a un recuerdo: Algo más de un año y medio.
© 2005-13