Llevo casi todo lo que va de año intentando quedar con la Mercè.
Alguien me comentaba hace unos días que el cuerpo tiene memoria y donde ha sido feliz, quiere volver. Cierto es que los recuerdos que evoca en mí, son de complicidad y buenos momentos compartidos, nos conocimos a través de una persona que luego ha representado una época sin futuro en su vida. La suya que no la mía, porque yo aunque intente omitirla a diario, sé que estoy vinculada a esa persona, esa que nos presentó, esa que en ella no evoca sus mejores momentos, y de la que soy parte accesoria.
El hecho de que nos hagamos mayores implica que con la repetición de nuestros vicios, llegamos a conocernos, aún no queriendo ni pretendiendo hacerlo, por ello hasta hace muy poquito entendí porque para mí la Mercè, representa algo más que dos veranos juntas, algo más que un bolso hecho a retales en color lila, algo más que una hoja arrancada de una libreta de espiral con cuatro líneas escritas por mí, para no olvidar que una vez alguien me prestó un libro*, y sus letras evocaron en mí, eso de lo que nunca hablo y a veces me tortura:
“Me quedé dormido y me transformé en mi madre. Es un sueño que, camuflado bajo argumentos diferentes, tengo desde niño, desde que probé por primera vez el ardiente deseo de meterme en su cuerpo y en sus sentidos, de saber si me quería o no, de entender lo que piensa una mujer cuando se arregla ante el espejo, cuando está acostada pero no duerme, cuando se impacienta al verte entrar porque estaba esperando a alguien que no eras tú, cuando te mira y es evidente que no te está viendo; quería encontrar el lugar de su cuerpo donde se acusaba la temperatura de sus desasosiegos, necesitaba saber con quién soñaba o con qué.
.
.
.
La intuición del más allá, plus ultra.
.
.
.
El abuelo y yo habíamos hablado muchas veces de lo inteligentes que son los animales, mucho más que nosotros en algunos aspectos. Me había hecho el fijarme en cómo acostumbran a sus crías a buscarse la vida por sí mismas apenas se desprenden físicamente de ellas; en fin, que las dejan caer... Hala, a volar, yo te he dado la vida, ¿no?, pues ahora ahí tienes el mundo para recorrerlo y hasta para equivocarte de camino, la aventura corre de tu cuenta. Desde niña me había puesto en guardia el abuelo no sólo contra el excesivo apego a las cosas sino también a las personas. Los seres humanos se estorban unos a otros al entrelazarse, decía, igual que los árboles, cuando crecen demasiado juntos, no dejan pasar la luz a su través. Pueden llegar a asfixiarse, hija, de tanto quererse, lo mismo que te esclavizan las cosas cuando te tomas demasiado en serio el papel de propietario.”
*La Reina de las Nieves. De Carmen Martín Gaite.
Este fin de semana han sido las fiestas de la Mercè en Barcelona, y no he podido evitar recordar a la meva Mercè y tropezar con la hoja de libreta de espiral.
Objetivos: Aún siendo yo mujer no he conseguido encontrar el lugar donde se acusa la temperatura de mis desasosiegos, y sin haber tenido nunca charlas sobre animales con mi abuelo, me niego a reconocer la asfixia.
Tiempo robado si has leído hasta aquí: 2:39
ka! confesó...
Hoy amiga ladrona, hoy ha sido de esos días donde me has dejado sin palabras...eaaa pues!!!
Las fiestas de La Mercé...de cierta forma me recordaron a las fiestas de mi tierra..que espero algún día podamos compartirlas todos..
"cuando está acostada pero no duerme, cuando se impacienta al verte entrar porque estaba esperando a alguien que no eras tú"
Me quedé pensando....pensativo...becho!
confesó...
Fiestas, fiestas, hoy Chihuahua está de fiesta, comienza el segundo festival internacional, y el invitado especial es Oaxaca, así que nuestro estimado Karol estará presente en sus raíces por estas latitudes.
"Y volveré, porque siempre regreso al lugar donde encontré placer"...
Saludos placenteros.
El Zórpilo.
wisheast confesó...
Que seria de nuestra memoria sin los recuerdos, y es que yo sigo leyendo mis diarios de los 15 años y recordando viejos temores ya superados, viejos amigos perdidos, viejas aventuras que trazaron quien soy yo hoy, esa pulsera hecha en una tarde de domingo donde menguaba el sol mientras me perdia en una dulce paz y que siempre que la miro me devuelve al lugar donde nacio. Y es que son aquellas pequeñas cosas que como dice la cancion de serrat, nos dejo un tiempo de rosas.
confesó...
Ka!, algún día... algún día, bechos... Ö_Ö
Zórpilo esa sí que es una celebración con un buen doblete, que la disfrutes... placenteramente. ^_´
Wisheast voto por eso mismo, por convertirnos en coleccionistas de esas "pequeñas cosas". ª_ª
Clemen... este que te lo he borrao', se me ha ido el dedo cuando pensaba que borraba el mensaje repe de Wisheast... una que es torpe... si te encuentras un e-mail en la bandeja de no deseados, soy yo... ó_ò
Clementine confesó...
Que zuzto...por un momento he vuelto a dudar de mi memoria ("lo escribi, verdad? lo escribí!!) xD
Mike confesó...
Superaste por mucho todas mis expectativas, tocaste una fibra sensible, mencionaste a una figura que perdi este año, y ´la perdida aun duele y asfixia...
confesó...
Hola klept0,
Encantado con que uses una de mis fotografías para ilustrar esta entrada de tu blog, por ello están bajo licencia creative commons. También, gracias por el comentario en mi flickr.
Saludos,
G.
confesó...
Clemen, en algún lugar entre la nada y la basura del ciberespacio, muy a mi pesar, jajajajajaja... ^_´
Mike, vaya empiezo incluso a acostumbrarme a ésta conexión temática entre tú y yo... ^_´
Gerard muchas gracias por dejarte robar unos minutillos y regalármelos en forma de mensaje. Me encantaron tus fotos, durante casi 7 años viví en Poble Nou y me moví mucho por la zona de Sant Martí, ver tu trabajo ha sido redescubrir rincones. Gracias a ti.
Ö_Ö