Me siento igual que un náufrago, sólo por entrar en sus aguas, sus oleajes marrones por el sedimento, me devuelven la silla que quedó desemparejada de aquél juego de comedor, color beige skay, recuerdo su sobre imitando madera, ribeteado de un dorado estafa, y sus sillas en falso cromado, haciendo ¿juego?, sí ésta es la silla... doy un paso atrás para tropezar con el ventilador, sus aspas esconden en dos grados su color verde olivo, debido al polvo, aquí acabó cuando él decidió que eran más vistosos y eficientes, los de techo de maderas relucientes, con lámparas centrales de tulipas de cristal, las tulipas... si quedara alguna por aquí, me agacho para remover la caja en el suelo, las partituras de música siguen en la misma carpeta con el gancho metálico en el medio, que usaba para ir al conservatorio, reconozco la melodía, pero sería incapaz de interpretarla, de hecho, ni siquiera se veía capaz de sacar un sonido limpio de la flauta travesera desde lo más hondo de su tórax, la mano izquierda se eleva marcando los cuatro tiempos del compás, sonríe al recordar la luz diáfana por la escalera de caracol, las pintadas con bolígrafo en su columna vertebral de yeso carcomido, el balcón descolocado por la partición de casa noble a conservatorio, que quedaba a un lateral de la escalera, las conversaciones de mejores posturas, mejores pendientes, mejores canciones con ella, en esa barandilla de balcón descolocado, ¿cómo se llamaba ella?... unas fotos la sacan de su ensimismamiento, enseguida sabe qué hacen ahí desterradas de los foto álbumes oficiales, son las fotos del Barracuda, por delante, por detrás, de perfil, él al volante del Barracuda, él... lo había odiado durante mucho tiempo, por hacerles creer que eran una familia unida, que él siempre cumplía, el odio mermó cuando reconoció que se parecía más a él, que a nadie. Eso la liberó.
Levanta la mirada, parpadea rápido, no quiere llorar, el espejo le devuelve su reflejo en cuclillas, se incorpora y se alisa el jersey, le ha costado que su figura volviera a ser esbelta, pero nunca volverán las zapatillas rosas de punta, gira sobre sí misma, y sus pies se colocan en primera, repasa el marco del espejo, su mano acaricia la moldura, y de repente ella tiene siete años, está agazapada detrás de la mesita de la sala, a su alrededor todo está oscuro, sólo se oyen las respiraciones fuertes de los adultos durmiendo, gatea hasta los pies de la cómoda, para situarse a un lado de la cama, los latidos de su corazón son más fuertes que la respiración de quien yace en la cama, se queda quieta por miedo a que se oigan sus latidos, tiene paciencia, espera, y cuando lo cree conveniente se levanta, observa maravillada la superficie de la cómoda, desperdigados sobre ella, hay medicamentos, clips de pelo, papeles sueltos, medallitas de vírgenes olvidadas, un Nuevo Testamento de bolsillo, observa, escoge un objeto, lo examina, y vuelve a colocarlo en su sitio, lo importante no es llevarse algo, sino que se note que los ha tocado, observado, que ha descubierto quién es ella realmente, la persona quien yace en la cama, pretendiendo dormir.
Le da la espalda a su reflejo, ve el cabezal de la cama, ¿estará también aquél crucifijo de madera?, busca con la mirada, sus ojos tropiezan con los cables de cuando instalaron la tele por cable pirata, todavía le parece que fué ayer cuando vió por primera vez MTV, y aquél canal que sólo emitía películas en v.o. sin anuncios, ¿cómo era el slogan?, ¡ah sí!, "it´s waiting for you", es curioso realmente todos esos objetos se habían quedado, de alguna forma “esperando”...
- ¿Sigue ahí?
- Sí, sigo aquí.
- Por un momento pensé que había perdido la cobertura, con estos trastos nunca se sabe. – Comenta la voz, al otro lado del teléfono. - Entonces, ¿le interesa hacer una visita a la casa?.
- ¿Tiene desván?
- Eh, pues no sé... déjeme ver, en la ficha sale que tiene una buhardilla, pero necesita reformas.
- Perfecto, nunca tuve una, ¿qué tal el jueves?.
Objetivos: Este relato surgió como un regalo, quería cerrar este mes de febrero con él, un mes que ha tenido de todo, momentos inenarrables, revelaciones impactantes tal vez por esperadas y sobretodo mucho cariño por parte de vosotros los incondicionales.
Tiempo (compartido) si has leído hasta aquí: 3:09
DesiTur confesó...
Mmm, o sea que el mes más corto del año ha sido intenso... pues prepárate, que el próximo tiene 31 días!
Precioso relato, Klepto. Venía a quejarme en el otro acerca de mi ineptitud para captar metáforas y sentidos ocultos, incluso en posts tan cortos como ése (si una persona humana puede escribirlo, otra persona humana puede interpretarlo, ¿no? Pues en mi caso, soy bastante limitadita :( ), pero me quedo con este mágico desván, prueba física de una memoria a la que, a pesar de todo, nunca podrá sustituir.
Me encantaría tener un desván así, por cierto (tanto el de la foto, que me encanta, como el que describes...)
**
Y lo siento, soy pesada, pero es que Blogger me provoca. Palabra de verificación: jikbx. Ahora quiere que enchufemos la jukebox y nos pongamos a bailar...
confesó...
Me apunto a lo de la jukebox!!! Y si tuviera pasta gansa, no sólo tendría YA mi propio desván, sino que me compraba una auténtica Jukebox, de ahí al cielo un paso.
Referente al post de ayer, surgió de imaginarme la de gente que aprovechando los carnavales se visten no de lo que se identifican, sino de lo que se sienten o añoran. Bueno una patinada de azotea de las mías...
Recapitulando tenemos barbacoa para el verano y bailoteo, después. ^_^
confesó...
¡¡¡¡QUIERO UN DESVÁN¡¡¡¡ Lleno de trastos.Recuerdo que de pequeña mis abuelos tenian uno, muy parecido al de la foto, y uno de mis juegos favoritos era recoger alguno con la mirada he inventar una larga historia de como llegó ahi. Ahora ya mayor no tengo desván pero el tiempo ha equilibrado la balanza con recuerdos y al ver esa cajita que le regalé a mi madre cuando tenia 10 años o leer un viejo diario con uno de esos mis "ecos pasados" me invade una nostalgia que ha vuelto al leer estas lineas.
Un beso a los incondicionales, y otro para la nostalgia de Klept0
ka! confesó...
MMMmmmm...desvánes?...no son esos lugares donde acumulamos y acumulamos vestigios de días pasados?
Saben? a veces los divanes son un poco más grandes...el pisar mi tierra una vez más es como estar en una suerte de diván...dónde cada determinados pasos te encuentras con una parte de tu pasado, o con un futuro que ´no quisieras encontrar...así es esto..
Becho:!
ka! confesó...
Diván..desván..ammmm..creo que cierto refugiado del psiquiatra ha tenido una confusión producto de las horas de viaje...
Whatever..mi pasado estuvo presente.
confesó...
Wisheast atesora y mima esa cajita y esos ecos del pasado, serán los mejores ingredientes para tu "desván" futuro.
Ka!, de todo corazón deseo que la visita estos días a tu desván, hayan servido para reordenar las ideas, porque el futuro aunque no queramos viene siempre a nuestro encuentro, amén. Sabes, el otro día una buena amiga me decía que esto de los blogs, era mejor que ir al siquiatra y definitivamente más barato, así que tranquilo creo que estamos todos en el sitio adecuado... jejejejeje.
Ö_Ö
Letras crocantes revival confesó...
Me encantó la imagen de la niña hurgando entre las cosas de los adultos. Este relato está lleno de imágenes y sensaciones hermosas. Acá en México no se usan mucho ni los desvanes, ni los sótanos, la mayoría de las casas imrpovisan un cuartito de "tiliches" je, que es donde arrumbamos todo lo que no sirve.
Un abrazo.
confesó...
Gracias Frida por dejarte robar unos minutos y regalármelos en forma de mensaje... bonita palabra esta de "tiliches", suena a cantinela toda ella.
^_^
ka! confesó...
confesó...