Foto de V. Contreras, clicka sobre ella para ir a su web.
Son casi las ocho menos cuarto de la tarde, el Sr. Pablo se entretiene como todos los días, desde hace casi cuarenta años, en recoger los tejidos y los muestrarios que se han quedado por colocar sobre el mostrador, le interrumpe su mujer, una señora llenita de corta cabellera teñida en reflejos rosa violín sobre el pelo cano, una moda tardía americana que llevaban todas las señoras del barrio.
- Cariño, ¿te parece si saco el caldo del congelador y voy calentando la cena?
- Él le mira y le sonríe complacido,- sí mujer, en un momento acabo con esto y cierro la tienda.
Su mujer desaparece tras la cortina que separa la trastienda y hogar del negocio, cuando son casi menos cinco minutos, revisa complacido los cajones alineados con los diferentes botones, como soldaditos listos a enfrentarse al campo de batalla del futuro abrigo. En ese momento irrumpe en la tienda, un joven encapuchado y vestido de negro, zarandea un arma en la mano, y se mueve compulsivamente.
- No te muevas ni un pelo, que vamos a cerrar abuelo. - Diciendo esto se gira y baja la persiana tras suyo, quedándose él en el interior junto al Sr. Pablo.
- Tranquilo chico, no pienso hacerlo. - Dice el Sr. Pablo quien levanta las manos a la altura de los hombros.
- ¡El dinero de la caja! - Le grita el encapuchado.
- Enseguida.- Diciendo esto sale del mostrador y se dirige al fondo de la tienda donde se encuentra la caja registradora, dándole la espalda al encapuchado.
- ¡He dicho el dinero de la caja!, sé que tenéis una en el sótano, no te hagas el listo conmigo abuelo, ¡y gírate que te vea las manos!.
El Sr. Pablo impasible, gira su cabeza sobre el hombro y de reojo, se puede ver un brillo extraño en sus ojos.- ¡Ah!, vienes a por esa caja... está en el sótano, habrá que bajar. - Le dice sin moverse e indicando con su mano las cortinas.
- ¿Dónde está tu mujer? Y te repito que no te hagas el listo conmigo.
- Preparando la cena.
- Bien, - se pasa la mano por la cara, la capucha le está dando picores, - te sigo, pero como me la juegues, te lleno de plomo, ¡tira! -El Sr. Pablo desaparece tras la cortina, y el encapuchado tras él, entran en una especie de estancia color salmón apenas iluminada, con un olor dulzón y pegajoso flotando en el ambiente, con otra cortina de terciopelo al fondo, el encapuchado parpadea a causa de la poca iluminación, y ve cómo se escabulle el Sr. Pablo tras la segunda cortina. - ¡Eh!, no corras tanto abuelo.
Justo al atravesarla entra en una penumbra total, desorientado empieza a disparar a bocajarro, vaciando el cargador, mientras grita, - ¿quieres jugar, eh?, ¡cabrón!, no sirve de nada que te escondas.- Se echa para atrás la capucha, tantea la pared que tiene a su izquierda en busca de un interruptor, está a punto de encenderlo cuando siente una punzada profunda en el muslo, que le obliga a doblarse sobre sí mismo del dolor agudo, y pierde el conocimiento.
Minutos después, nota mucho frío y una luz que le arde en los ojos, está sobre lo que cree una mesa, no tiene fuerzas apenas para girar la cabeza, para ver que tiene a su izquierda al Sr. Pablo colocando algo, como una especie de molde metálico o bandeja muy cerca de dónde debe tener la herida, quien al ver que ha recuperado el sentido, le sonríe, - veo que ha decidido acompañarnos en la cena, mi mujer ya estaba calentando el caldo, es un inconveniente pero lo podemos guardar hasta mañana.
¡Oh, es tan joven y tierno! - Dice una voz melosa, proveniente de su derecha, cuando el encapuchado se gira sólo alcanza a ver una señora mayor con reflejos rosas, ¿rosas?... dónde coño estaba, ¿en el cielo?, qué clase de broma estúpida era esta, mira que el chivatazo del Migue, era demasiaó bueno pa' ser verdá.
- Tengo frío, creo que estoy herido. Yo no quería... no iba a... - Atina a decir el encapuchado.
- Es normal que tengas frío,- le contesta el Sr. Pablo,- te estás desangrando, como resultado de haberte perforado en la carótida, en cuestión de siete minutos, te habrás vaciado totalmente, - al decir esto no puede evitar relamerse con la lengua, dejando al descubierto uno de sus colmillos que le parecen al encapuchado ligeramente más largo de lo normal, - tranquilo te sentirás un poco pesado y luego todo habrá terminado. Cariño ya casi estamos, ve poniendo las tazas de desayuno con los salvamanteles que esto está calentito, ahora hacía tiempo que no la tomábamos tan fresca.
En un último halo de vida y conocimiento, le parece ver como un par de viejitos acomodándose en un sofá, se ponen a ver la tele, con sendos tazones de doble asa en las manos, sólo que en lugar de cereales, beben algo parecido a un gazpacho espeso y casi púrpura, pero en una lucidez extrema, se da cuenta de que es su sangre lo que beben. En ese momento el Sr. Pablo se gira al oír un gemido estertóreo, - qué mal educados que somos, ¡a su salud! - Bebe un sorbo largo de sangre, inclinando su cabeza hacia atrás, disfrutando de su sabor dulce.- Que esperamos sea la nuestra.
confesó...
"¿Cómo es eso?", pues me he quedado así º_º, porque no era consciente de tener un "acento escribiendo", a excepción de cuando lo he hecho expresamente como en los posts de charnegra, por ejemplo.
Cierto es que he vivido fuera de España, algunos años, los suficientes como para marcar etapas simplemente, y que mis libros de cabecera en prosa y poesía, los encabezan latinoamericanos. Pero la única influencia en ese sentido que les puedo otorgar a mis padres, es el gusto por la lectura, y la capacidad intrínseca de caracol con la casita a cuestas.
Con respecto a lo del tinte rosa violín, me he vuelto majara intentando buscar un link para que vieras a qué me refiero, pero lo único que puedo decirte a manera de referencia es, recuerdas la serie americana "Las chicas de oro"?, donde 4 jubiladas comparten piso, había una que llevaba el pelo cano con reflejos en azul, pues vendría a ser eso pero en rosa violín, de fondo queda siempre el cano y según la luz se ve el reflejo. Una moda kitsch para yaya's guay's, sobretodo a finales de los '80, principios de los '90. Aquí siempre llega todo a destiempo.
Un abrazo, ^_^.
ka! confesó...
G low! mi querida amiga del otro lado del mundo..heme de vuelta..
Me ha encantado lo que has escrito..concuerdo con Glassy de que tienes un "acento latino" al escribir..y es algo que tambien disfruto y celebro.
Honestamente, me gustó mucho tu post...es crudo y tiene un vuelco de venganza que me atrae..
Te mando un beso
confesó...
Hey Ka!, qué bueno leerte otra vez, me alegra que te haya gustado el sabor "dulzón" de mi venganza.
Al menos, siempre se puede desquitar uno de lo que sea, literalmente hablando.
Saludos desde mi invierno Barcelonés. ^_^
ALEMAR confesó...
WOW!!!!! PERO QUÉ BUEN RELATO KLEPT0... ME ENCANTÓ!!!
VAMPIROS ANCIANOS, ASALTANTES JÓVENES Y BOTONES!
SABES? A MI ME HAN ASALTADO , HACE POCO, Y EN VERDAD ES UNA SENSACIÓN HORRIBLE .. PERO CÓMO QUISIERA SER VAMPIREZA Y BEBER SORBO A SORBO MI VENGANZA... JAJAJA
EN VERDAD ME HA ENCANTAO'
NOS SEGUIREMOS LEYENDO AMIGA.
SALUDOS!!!
ka! confesó...
Saludos tambien amiga mía...gusto leerte, ya sabes que aquí en México tienes a un asiduo lector..
confesó...
¡Hola klept0! Perdona, pero acabo de ver un comentario tuyo en el que me pedías una dirección física... ahora mismo no puedo, pero esta tarde te escribo, ¿vale?
Un besote (por cierto, soy sagitario... :) )
confesó...
Caray! Gracias Alemar por tus comentarios, las mercerías siempre me han encantado por esa sensación de encontrar justo lo que no buscas y al revés, y me gustaba jugar con la idea de que la "presa" no es siempre la más evidente.
Saludos y hasta otro leer!. ^_^
P.D.: Sagitario lo tuyo saldrá de camino, mañana mismo. ^_´