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kleptØ

Todo lo que no es nuestro, prometemos haberlo robado. 

miércoles, noviembre 30, 2005

10:30 p. m. - Efemérides.


Tal día como hoy, como ayer, como mañana...



GEMMA


Para Gemma, tal día como hoy lo recordará siempre, porque su primera acción después de aterrizar en el suelo, fue mover las piernas, y su primer pensamiento, "me he quedado inválida?, no las siento...(horror contenido en fracciones de segundo)... las siento!".

Poco importó, que quien le golpeara con el coche por detrás, para lanzarla 3 metros más allá, no dejara de repetir que, "como el semáforo estaba en ambar, pues que pensó que se lo pasaba, no que frenaría, y que no era culpa suya, que ella hubiera decidido frenar". Ni que lo primero que hicieran la gente del corro, al ver que le costaba respirar, fuera quitarle el casco, cosa que le costaría unos quince días de collarín por lesión de cervicales. Amén de la condición de termómetro para toda la vida, en dicha zona.

Ni que la persona que decidió llamar al 061, le dijera:

- Espontáneo SOS: Me preguntan en el 061, si quieres una ambulancia?.
- Gemma: Joder, pues claro que la quiero. - Balbucea entre ahogo y ahogo.

Ni que finalmente los únicos que se apersonaran a socorrerla fueran los bomberos, bueno de eso se dió cuenta luego, porque así de entrada se pensó que eran clones de Darthvader en rojo brillante, que la escoltaban ve tu a saber a dónde, luego hospital.

Lo realmente importante era que seguía caminando.



AGUSTIN


Fue justo después del segundo rellano, cuando daba la curva por la escalera, cuando le vino ese olor a quemado casero, conforme seguía subiendo, empezó a notar el cosquilleo por la espina dorsal, típico de cuando se ponía nervioso. Y sus dudas se confirmaron cuando atisbó su rellano desde la curva del tercero tercera.

Un humo gris se filtraba por la puerta de entrada como si fuera un manto planchado y volátil. Dejó caer el maletín con los pedidos de los clientes, y de un par de zancadas se plantó en la puerta, con una agilidad sorprendente para sus cincuenta y nueve primaveras, si lo hubiese visto el doctor que le metió la bronca por el colesterol la semana pasada, no hubiera dado crédito. En un acto instintivo con la mano izquierda, sacó de su bolsillo posterior del pantalón, un pañuelo de tela con sus iniciales bordadas, y con él se tapó rudimentariamente la nariz y la boca, mientras con la derecha abría la puerta.

De repente se encontró con una niebla espesa y gris, atravesó el pasillo y a tientas pasó la primera puerta a la izquierda, del armario empotrado, seguida de la del aseo, así que la siguiente a la derecha era la cocina, entró directo hacia la pared del fondo donde sabe que hay la ventana, la abre y consigue ver una olla quemando en la vitrocerámica, el fondo y el contenido antes comestible, ostentan un color negro carbón. Coge un trapo y aparta la olla de la vitro, para tirarla al fondo del fregadero que enseguida se queja de la ardiente invasión con una especie de chasquido sordo. Siente un ardor en la garganta, al tirar la olla al fregadero, ha respirado parte del humo que queda en la estancia, sale y se dirige al salón para abrir la ventana, y entonces la ve, ahí durmiendo.

- Joseeefa, Josefa!!, - le grita Agustín, mientras la zarandea. Al cabo de unos instantes la mujer recobra el conocimiento.

Poco importaría que luego los paramédicos le dijeran que Josefa se había desmayado después de una bajada de tensión, y que esto le pasara a él, por optar por una señora mayor española en lugar de una latinoamericana, que le atendiera las labores del hogar, desde que muriera su esposa hacía cosa de un año.

Lo realmente importante es que lo de Josefa sólo había sido un susto, y que su piso no saldría en las noticias.



ELENA


Un pañuelo verde cubre su cuello, embutida en el anorak deportivo en color negro con cuello rojo, sacude la cabeza con la dignidad que le queda, dejando al descubierto sus pendientes de oro con zirconitas. Mira el reloj, esperando que no tarde en llegar. Justo al levantar la cabeza ve su figura acercándose.

- He visto una oferta de una bici con un jamón, en el super!, - le comenta él con un entusiasmo desbordante, que no admite negación en la réplica.

- Pero si sólo tenemos 5 € para pasar el mes. Toma, ayúdame con el bolso. - Se encaminan hacia casa, ella se apoya en él, y él se siente fuerte y útil pero impotente, su sangre joven le atormenta con dos verbos irreverentes, "quiero, puedo... más".

No era importante que el médico le acabará de decir que con el desplazamiento en las vértebras, por cargar peso no se podía hacer nada, ni que el dolor que tenía en el brazo derecho, necesitaba reposo y masajes para activar la circulación, y que los resultados de los analísis serían importantes para determinar qué tipo de deficiencia presentaba en los huesos. Ni que tuviera que decirle al dueño del bar que no podría seguir trabajando, y que no tuviera nada ahorrado.

- Tendré que dejar el bar, a lo que encuentre otra cosa, me enseñas la bicicleta. - Le dice mientras se aferra a su brazo.

Lo realmente importante es que tenía a su hijo con ella, el viaje desde Rumanía había sido largo, pero él tenía un futuro.



fin



Objetivo: Lo realmente importante no es que esté aquí cada día, sino que me mantenga y no abandone.
Tiempo robado si has leído hasta aquí: 3:58


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