En casa al fin, después de acomodarla en la cama, me voy al lavabo, necesito refrescarme la cara, con ambas manos me voy lavando, ya no es sólo agua lo que recorre mis mejillas, estoy llorando, me incorporo y con las manos apoyadas en el lavamanos, escudriño mi cara, el cansancio se ha adueñado de mi, y parezco haber envejecido mil años. Cuándo salió ese meridiano en forma de arruga, que surca mi frente? Un ruido en la recámara me saca de mi ensimismamiento. Me seco los ojos con las mangas de la camiseta, y con las manos aún húmedas, peino el pelo hacia atrás, recogido en una coleta.
Desde entonces su memoria naufragaba en lagunas de agua fría, como su mirada que se volvió vacía y distante. Y ahora esto, cómo lo había llamado el médico de urgencias... intermedio, no... ah si!, intermitente, tiene guasa, intermitente. Que no debo preocuparme, cuando se le vuelva a paralizar un lado de la cara, ya que su cerebro puede tener a partir de ahora ataques intermitentes.
Me levanto y le cubro con la sábana hasta los hombros, sigue gimiendo pero su semblante es sereno, las pastis deben haber hecho efecto. Voy a la cocina, no he cenado pero tampoco tengo hambre, después de varios segundos delante de la nevera, salgo con un yogur en la mano, camino de la sala, me desplomo sobre el sofá, con el mando enciendo la tele y tras el zapping, dejo un documental donde un aventurero intrépido narra las maravillas de caminar entre nubes para llegar al valle escondido de los Incas, eso me recuerda que no he llamado a Magaly, ella era de ahí, no? Busco el móvil en el bolsillo del pantalón, y le escribo un mensaje, “Ya estamos en casa, mañana te esperamos como siempre.”; cuando me lo estoy guardando en el bolsillo, vibra, me sobresalta, cuando me lo acerco puedo leer que tengo un mensaje de Joanna, “salimos esta noche?”, a lo que le envío otro en respuesta, “mamá intermitente, otro día, hoy no me encuentro”.
Objetivo: Intihuatana me llama, debo perderme en su valle antes de ser yo la intermitente.
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confesó...
Hoy he inaugurado una sección en mi menu, Cómplices, espero que no te moleste, pero era algo pendiente, gracias...
Latinoamérica en general es preciosa, generosa y frondosa, en gentes, cultura y paisajes. Yo he tenido la oportunidad de conocer algunos de sus rincones, y anhelo igual que tu, el volver a tener tanto tiempo como dinero, para descubrir el Macchu Picchu, las Galápagos, Tierra de Fuego, y por qué no Manaos. En fin, un año de estos, verdad Glassy?
confesó...
Ah se me olvidaba! Has visto bien, Intihuatana es una piedra ceremonial en el Macchu Picchu, donde se presume que en los solsticios de verano e invierno,se sacrificaban personas en pro de una buena cosecha y demás bienes. Cualquier día me pierdo y me olvido del mundo. Otro beso para ti... ^_^