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Todo lo que no es nuestro, prometemos haberlo robado. 

domingo, septiembre 18, 2005

10:10 p. m. - Flores en mosaicos.


Tras dos años sin vernos, pero manteniendo el contacto via e-mail, recibo una invitación a una cena amenizada con diapos de su último viaje, tras confirmar mi asistencia, pienso que me apetece volver a verla, y también las diapos ya que el destino del viaje, una vez hace mucho, también fue el mío.

La tarde noche del ágape, minutos antes de marchar, me miro al espejo, vestida "cashual" como diría mi ex- compi de batallitas taxeras, Raquel, bien siempre puede ser peor, llevo la bebida y algo carmesí, tal como indica la invitación, no se me promete el Nirvana, así que allá vamos.

Llego al sitio, y entonces me doy cuenta de que he entrado sin saberlo en un juego de pistas, el sitio en cuestión lleva un rótulo enorme que dice "POLLERIA", justo al lado y encima de lo que presumo era un aparador pone "CARNICERIA", lo cual le disipa a uno cualquier ilusión que le haya creado el subconsciente, en cuestión de segundos... la persiana está a medio abrir, alguien desde el otro lado la sube al oirme picar en ella y me pregunta,- a ti quién te ha invitado?
Montse -contesto en plan contraseña.
Vale baja, están todos ahí. - Y me indica con el dedo unas escaleras, a las que accedo tras ver como una chica que todavía no conozco, está triturando algo en una cosa que parece haber sido una pica, se gira, me saluda y veo para mi tranquilidad, que sólo pica hielo.

Me apoyo en la pared, mientras bajo las escaleras, estrechas y de obra, veo unas flores rojas enormes en lo que debía ser en tiempos pasados una cocina, en el rellano una puerta lleva hasta un patio de tierra, con varios árboles prodigando sombras errantes, y en el último tramo ya se ve todo el sótano, donde han improvisado en el fondo una mesa con la comida, en el medio del espacio una chica con un portátil está encuadrando las diapos en una de las paredes, y dando vueltas la veo a ella, a Montse. Nos saludamos sinceras y contentas de vernos después de tanto tiempo, y me comenta que la reunión la han organizado entre 4, ella y 3 más que vinieron a verla durante 25 días, con lo cual cada uno había invitado a sus relativos... si ya sé lo que estais pensando, todas las
pelis de miedo empiezan así, lugares inciertos, personas desconocidas impulsadas a conocerse y a compartir una noche de sus vidas, y a ser posible sobrevivir con entereza.

La gente empieza a llegar, y me siento extraña, no por no conocer a nadie, sino porque soy de las que siempre llega tarde, y eso de ver cómo se llena algo, me descoloca aún más. Miro a mi alrededor y como suele pasar en situaciones como éstas, para nada normales en temperatura y presión, acabo intercambiando impresiones con 2 espontáneos, con una tengo el mismo mcd (mínimo común denominador), es decir, nos ha invitado la misma persona, y después de comentar de qué la conocemos entablamos una conversación perecedera; con el otro después de discernir nuestros diferentes mcd, nos encallamos en la típica fase "de dónde eres", aquí no me extenderé ([a los que me conoceis] os estoy oyendo reir, que digo reir?, partiros el culo, ya está bien, no?!), ya lo haré un año de estos.

Ahí estamos los 3 seguros en nuestra trinchera de 3 (hey ya no estamos solos!), cuando a espontánea le suena el móbil, con lo que con una seña se separa y se dirige hacia el patio en busca de una mejor cobertura, o más bien privacidad. En eso que a espontáneo le reclama su mcd, para que le ayude a instalar unas luces de navidad sobre las escaleras de obra, para mayor iluminación de los todavía por llegar.

Esto me deja sola en apariencia y hecho, me dirijo a la mesa en busca de bebida con alcohol a poder ser, veo el Matheus (quiero dejar claro que mi entender en vinos es cero) que para tal ocasión he llevado, lo desvirgo, me sirvo, doy un par de vueltas, localizo otra vez a espontánea que ha vuelto de su lapsus mobilero, y somos abordadas por una pareja fémina, cuyos semblantes iban adornados de sonrisas aparentes, y miradas inquisidoras, con falsa pinta de "somos rompe hielos", tras comprobar que tenemos el mismo mcd, todas 4 inclusives, nos ponemos a hablar de viajes, más bien la pareja nos habla del suyo a espontánea y a mi; han estado en Turquía, y lo qué más les ha flipado, por la cara de "no os la vais a creer", son las tazas de water, por lo inexistente claro, ya que ahí utilizan esas bases de porcelana, parecidas en apariencia a un plato de ducha, con un agujero enorme en el medio y con posición fija para los pies, aquí interrumpo yo, con la idea errónea de ahorrarme más anécdotas innecesarias para mi ram, comentando jovialmente, - en París, en los lavabos públicos de los parques, previo pago, también puedes encontrarte con uno de éstos, a mi me pasó.

La pareja se queda atónita, por haber perdido parte de la exclusividad implícita de su relato, una de ellas, me mira y bajando el tono de voz, se dispone a revelarnos algo más sórdido, tengo que aprender a estarme calladita, así estas cosas no me pasarían, - una amiga de mi madre, se acostumbró a la posición, y la sigue practicando en su casa...

Debió notar cómo se nos dilataron las pupilas a espontánea y a mi, en un acto reflejo, a la revelación escatológica, de visionar a desconocida de unos 50 tacos, aguantándose en equilibiro, y en cuclillas sobre su taza de water, entonces aclaró certeramente eso sí, - bueno más que nada porque sufre de estreñimiento, de hecho las indias para parir es la pose que usan, que se ve que es la más natural...

Aquí asentimos todas, e instintivamente se disolvió el grupo con la excusa de comer antes del pase de diapos prometido, luego de haber ingerido algo thai, que amortigüara las posteriores dosis de alcohol a ingerir. Justo acabar de comer, me dió el tiempo justo de apoyar el culo en la mesa donde se habían ido colocando los bolsos y demás objetos personales, la opción era sentarse en el suelo sobre esterillas de playa, cuando me dí cuenta espontánea estaba a mi lado, atrincheradas otra vez, visionamos las diapos; espontánea las tenía más recientes, ya que ella estuvo hace un año, pero para mí fue volver a evocar dulcemente el Chao PraYa, diez años después, el tiempo no pasa, más bien arrolla.

Pasado el ritual de diapos, y varias dosis de alcohol después, pude balbucear recordando eventos pasados y futuros encuentros, tendida bajo los árboles del patio, junto a Montse y Raquel, las 2 compis más dicharracheras del mundo taxero, testigos inexorables del encuentro y de las buenas intenciones, fueron estas flores en mosaicos, donde una vez hubo una cocina.


Objetivos: Cumplir mis buenas intenciones, aunque sea por una vez...
Tiempo robado si has leído hasta aquí: 4:07


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