<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d15196203\x26blogName\x3dklept%C3%98\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLUE\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://klept0.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://klept0.blogspot.com/\x26vt\x3d70975121274733012', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>
kleptØ

Todo lo que no es nuestro, prometemos haberlo robado. 

jueves, diciembre 16, 2010

4:00 p. m. - ¡Siente el viento en las ramas!

Foto: Escaneada y cedida gentilmente por maf con atuendo vaquero de su baúl de disfraces. (^¿^)


Odio el teatro.

Pero no siempre fue así. De hecho, fueron varias las ocasiones cuando siendo pequeño, cada vez que la seño* o la monitora comentaban que tendríamos que representar una obra de teatro, me entraba una ilusión tremenda sólo de imaginarme disfrazado sobre el escenario. Por otro lado, en casa siempre fue un juguete más, un baúl de mimbre que contenía todos nuestros disfraces para que los pudiéramos utilizar siempre que quisiéramos, mi hermano y yo.

Creo que fue en segundo de EGB**, cuando la seño dijo: "hay que representar una obra, y he pensado que podríamos hacerlo como si fuerais mimos, mañana repartiremos los papeles que tendrá cada uno". Emocionado llegué a casa y le dije a mamá, que sería un mimo en la obra del cole, entonces mamá me explicó que mimo no era un papel en sí, sino un tipo de actuación, ante mi cara de preocupación, me dijo que eran como la gente que estaba disfrazada en las Ramblas de Canaletas y que hacían ver que eran estatuas, y que veíamos los domingos al salir de la Plaza Real, donde estaban en aquél entonces las paradetas de los coleccionistas de numismática. Recuerdo haber preguntado si sería una estatua, y mi madre me corrigió enseguida diciendo, que podía ser cualquier cosa, incluso un árbol y acto seguido me enseñó a mover los brazos, como si el viento meciera mis ramas, "¡siente el viento en las ramas, en las hojas!", me decía, agitando también los dedos de las manos.

Al día siguiente la seño, dijo que seríamos piezas de engranaje de una máquina gigante de hacer regalos, como la que usaba Papa Noel en el Polo Norte... hija de puta, en las otras clases, hicieron el típico pesebre, ovejas, pastores, ¡árboles!, hasta un ángel colgado mediante una polea con una cuerda. Y ahí estábamos nosotros con ocho y nueve años moviéndonos rollo robot, mientras nos pasábamos una caja vacía forrada con papel de regalo. ¡Mimos!

En quinto de EGB tuvimos una monitora de actividades culturales, nos propuso hacer un pasaje de la historia para celebrar Sant Jordi, y se le ocurrió representar a Guifré el Pilós, aquí ya me veía sosteniendo una espada, acción, sangre, las cuatro barras, y va, y a la monitora se le ocurre una idea genial, que en vez de diálogo, hubiera un narrador, y que el resto fuéramos apareciendo mudos... hija de puta, escenificando algún detalle de la narración y como a cámara lenta. No sólo no hubo espadas sino que omitió la batalla, y en un momento de la narración recuerdo perfectamente que decía: "... y después de la batalla..." ¡Mudos!

Un año más tarde, organizaron otra obra en el cole, no esperaba mucho, porque para variar a la otra clase le había tocado hacer Grease, su seño era más moderna que la nuestra, tócate los cojones, así que cuando me dijeron que me tocaría ser Sancho Panza, no cabía en mi de alegría, llegué a casa y le dije a mamá, ¡voy a ser Sancho!, mi padre, que casi nunca decía nada, levantó los ojos del libro donde estaban hundidos, se ajustó la pipa y dijo, "mmm, buscaremos históricamente cómo iba vestido... ajá, lo que pensaba, ¡calzones!", a lo que mi madre replicó enseguida, "¡leotardos!"... hijos de... a mi padre siempre le ha gustado la historia y es algo que me ha transmitido a mí también y de lo que estoy orgulloso, y es cierto que fui el único que fue vestido de manera rigurosamente histórica con leotardos de lana... con casi once años... y ahí estaba Jaime que hacía de Quijote, con su pantalón de pana, hijo de puta. Y los molinos, meciendo sus brazos al viento.

Odio el teatro, los mimos y por supuesto los leotardos. Por eso aunque insistas, entiende que no me hace gracia tampoco ir a ver a tu sobrinito en su obra, no necesitamos apoyar el trauma de las generaciones venideras, ni mucho menos y por extensión, la venta de leotardos.




*Seño: Apócope de Señorita, utilizado en España, para nombrar a la maestra o a la profesora de la clase, sobretodo en las décadas comprendidas del 60-80.
**EGB: Sistema educativo existente hasta mediados de los años 90, y que era el equivalente a la educación primaria en España.



Objetivos: Dedicado a maf, gracias por inspirar entre otras cosas, este post.
Tiempo robado si has leído hasta aquí: Lo que tardas en notar el viento entre tus ramas, moviendo tus hojas.


Blogger Remo confesó...

Mmh, sí es traumático, pero no menos que olvidar el monólogo...

Lo digo por experiencia propia.

Saludos con remembranza.

El Zórpilo.  


Anonymous klept0 confesó...

Pues tienes razón, Remo. No menos traumático... Ô_Ô

ñ_ñ  


Publicar un comentario

© 2005-13