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Todo lo que no es nuestro, prometemos haberlo robado. 

martes, febrero 05, 2008

10:45 p. m. - La tía Vero.




Foto: Carátula del disco Nice and Nicely Done por The Spinto Band.


Lo que vas a leer a continuación pretende ser la tercera y última parte de Cosas Raras (publicado el viernes 1), y La Sobrina (publicado el domingo 3).




Las luces se apagaron y el ruido del proyector se hizo patente, la filmación daría comienzo enseguida, y en ese momento ella entró, la luz que provenía de fuera del vestíbulo iluminó lo suficiente la última fila como para que la reconociera y se sentara a su lado, así fue como pasaron la velada juntas sin que hubieran quedado previamente en ello, la sesión discurrió en la más absoluta normalidad, risas cómplices, reafirmando un entendimiento, miradas de reojo, monosílabos afirmativos. Así estuvieron aproximadamente dos horas, cuando volvieron a encenderse las luces y la proximidad se hizo incómoda, rápidamente se dirigieron al exterior, una caminaba hacia el metro y la otra tenía la bicicleta aparcada justo afuera, como no tenían prisa alguna en volver a sus respectivas casas, sin apenas comentarlo se encontraron caminando la una junto a la otra, cosa realmente curiosa de observar ya que una de ellas llevaba su bicicleta al lado como quien llevara un bolso de mano algo más grande.

Caminando de lado, sin observarse mutuamente, perdiéndose esos detalles del lenguaje corporal cuando mientes, cuando dudas, cuando callas… se comentaron como seudo-desconocidas que eran, su vida en una hora. La que llevaba su bicicleta decía estar muy orgullosa de ella, aunque cualquiera hubiera opinado que era un auténtico trasto y que pedía a gritos al menos una capa de pintura que cubriera esos vestigios rosas y blancos alternados con el óxido natural por el paso del tiempo, pero la bicicleta en sí era un souvenir, de cuando aprendió a montar en bici dos años atrás en Formentera, de ahí se la trajo, cuando según muchos era ya excesivamente mayor para eso y para ir de hippie, cuántos amigos la habían criticado, comentaba amargamente, y sobretodo aquellos que iban de grunge y que ahora se ganaban la vida con el teatro, el otro día sin ir más lejos, le explicó, la habían invitado a una inauguración, a la cual asistió con su mejor vestido negro, y sus amigos, corrijo amigas, esas que la conocían de tantos años, simplemente la saludaron, hicieron un comentario del tipo “¡cuánto tiempo!”, y cuando repararon en su gorra las miradas de reprobación no se hicieron esperar, y la que había sido su “uña/carne”, le soltó, “chica, yo desde que me corté el pelo a media melena, voy comodísima, deberías probarlo”, cuando iba a articular algo en su defensa, ya la habían abandonado por gente de mayor interés cultural.


- Es que buscas un reflejo donde ya no te valoran, – le comenta ella que la ha estado escuchando todo el rato asintiendo –. Insistes en querer encontrar una señal de aprobación en gente a la que ya no le importas lo más mínimo, y te estás torturando. Esa gente, forma parte de tu pasado, debes dejarles ir, y buscar reflejarte en gente que te transmita energía positiva, si a ti te gusta llevar el pelo así y utilizar gorras, ¡pues hazlo!, pero no te mortifiques por la opinión de gente que ya dejó de ser “tu gente”.



Ella se detiene a su lado, con la mirada perdida en algún punto frente a ellas, aguantando su bicicleta estoicamente, le dice,

- Tienes razón, ¡pero cuesta hacer esto que dices!

Prosiguieron su paseo no acordado, y ella siguió contándole que lo del pelo le preocupaba enormemente, que incluso había encontrado a su “peluquera emocional”, una profesional que no sólo examinaba las puntas sino que le controlaba cuánto le crecía el pelo entre visita y visita, y que entendía la importancia vital que tenía para ella su cabellera, y gracias a la cual se había dado cuenta de que en los últimos años su crecimiento se había visto mermado, casi igual que sus amigos. Con los novios, después del gran noviazgo de casi nueve años, no había vuelto a tener nada que durara más que una regla, y el último rollo que intentó algo con ella era un conocido de un curso de esos de gente petarda, donde sólo se salvaba él, y en cuanto se emborrachó el día que quedaron, le confesó que estaba casado a la par que le soltaba una oda a su cadera y a su culo, con lo que de momento había tomado la decisión de pasar de los hombres y de los cursos de video-poesía.

- Sigues buscando donde no hay… – Le aseguró su no-amiga.

- ¿Cómo lo sabes? – Le preguntó ella, pero esta vez montando sobre su bici.

- Porque a mí también me ha pasado, bueno lo de la video-poesía no, pero lo de las amistades sí, para el caso es lo mismo, ¿no? Bueno me quedo aquí, cogeré el metro que con la tontería llevamos casi una hora caminando. – Se despide de ella su no-amiga. – Podemos quedar cuando quieras otro viernes por la tarde, me lo he pasado genial hablando contigo.

- ¡Vale!, ¿tienes mi móvil? – Pregunta ella, desde su bici rosa oxidada a trozos.

- No, deja que te agrego en la agenda en un momento… dime Vero, ¿qué número tienes?




Objetivos: Ambas saben que si vuelven a quedar ya será una amistad en serio, y ahora ninguna de las dos está buscando eso.
Tiempo robado (a la bici) si has leído hasta aquí: 4:45


Blogger ka! confesó...

...la última vez que enuncié hacer algo parecido, resultó que obtuve justamente lo contrario...

Curiosamente hoy recibì una llamada que me ha dejado inquieto....una de esas invitaciones a otra realidad diferente....

Sabes amiga?..uno nunca acaba de comprender al mundo que le rodea..  


Blogger Redmond Barry confesó...

Pero si seguía... Ahora me gusta más, no sé si es porque ratifica tu obsesión por el paso del tiempo. No te preocupes, eso es porque eres poeta, si fueras obispo, igual también estarías obsesionada.

La media melena ha hecho mucho mal a la humanidad y los hombres casados, también.  


Blogger Remo confesó...

Ah, eso de buscar peras en los olmos...

Aunque sí he encontrado un árbol de manzanas en frente de las acacias.

Saludos encontradizos.

El Zórpilo.  


Anonymous Anónimo confesó...

¿Comprender el mundo que nos rodea?... Ka!, o te nos estás enamorando del amor justo para celebrar San Valentín como Dios manda, o de lo contrario me estás preocupando, y es que tú no eres de los que intenta comprenderlo, ¡TÚ LO VIVES Y LO DISFRUTAS!
Bajas al infierno (y eso espero que sea esa invitación de la que hablas), y luego nos explicas que las quemaduras no eran para tanto, así que no me vengas con esas... bechos de esos nuestros, ^_´

Redmond, si fuera obispo, estaría obsesionada sí... por las carnes firmes y turgentes, por labios vaginales, quiero decir, virginales... jajajjajajajaja.
En cuanto a mis obsesiones por el arco temporal, supongo que lo que me flipa más es la evolución o la no evolución de la persona. ¡Bah!, lo de siempre... ^_´

¡MANZANAS!, eso es una fiesta, zumos, pasteles, al horno con mantequilla y canela, a trozos en una ensalada, como compota de postre o acompañando a una carne roja, como guarnición de un pato confitado... qué tortura de comentario, tengo hambre y no he cenado, ¡hala aquí os quedáis! Ô_ò  


Blogger Alberto Espejel Sánchez confesó...

¿en qué momento empieza el pasado como para ya no buscar reflejarse en él?

ojalá no nos proyectáramos en nada de nada, ni en los hechos pasados ni en las cosas presentes . ojalá en lugar de proyectarse, lo lógico fuera tener libertad de acción y de pensamiento  


Anonymous Anónimo confesó...

Ante todo decirte Alberto, que me ha hecho mucha ilusión leerte de nuevo por aquí y por allí en tu espacio.
Decirte que difiero, porque creo que muy a nuestro pesar siempre somos reflejo de algo, herencia de algo, semilla de algo, luego por supuesto me gustaría pensar que somos libres para decidir qué camino tomar, pero somos "fruto de algo" siempre, para bien o para mal. Ô_ô  


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