Todavía recuerdo divertida que el día de autos, me encontré al e.s. (enlace sindical) en el ascensor con cara de cromo, apesadumbrado, mirando al suelo. Siempre pienso que es incómodo ir en el ascensor con compañeros de trabajo en silencio, así que muy socorridamente comenté: “ya queda menos”. Tornó su cara hacia mi contrariado y confuso, gesto que yo interpreté erróneamente como supe después y continué: “… para el fin de semana, hoy es jueves”. Me miró aliviado, todo lo aliviado que puede mirarte un e.s. vendido, quien respondió: “¡ah, sí…!”, mientras se aferraba al casco de moto que sujetaba con ambas manos, reposando sobre su cadera, se hubiera aferrado igual si hubiera sido un ancla.
Aquella tarde de autos, después del discurso contemplativo y de carácter obligatorio por nuestros directivos, con el e.s. como extra en su mejor caracterización de ojos húmedos y mirando al suelo en lo que se suele decir, un punto fijo. Me dirigí al Starbucks, donde estaba a punto de escuchar una conversación que iba a sostener el e.z. (encargado de zona) con el e.t. (encargado de la tienda) a dos mesas de distancia de donde me hallaba, contemplando ese mar con aspecto de tele de los años setenta en technicolor, gracias a los efectos de los grandes ventanales. Mientras pensaba que la conversación era de lo más trivial y que no tenía nada que ver conmigo, más prestaba atención:
e.z.: Quiero que esto que te voy a decir quede entre nosotros.
e.t.: Sí, claro por supuesto.
e.z.: He quedado con Valeria el martes, en principio es el día que queda con el novio, pero como es la única tarde que tiene libre, aprovecharemos para vernos, porque no quiere que hablemos en la tienda.
e.t.: ¿Has hablado con ella? ¿Cómo le va en la tienda?
e.z.: Pues no muy bien, me dijo que ya no aguanta más, por eso me ha llamado, la noté un poco floja. Pero a mí me interesa que se quede ahí, trabaja súper bien, por eso la cambié de tienda.
e.t.: Es que es una tía súper legal, lo dejaba todo impecable, salúdala de mi parte.
Una semana después del día de autos, el e.s. se está repartiendo el espacio vacío que han dejado los compañeros despedidos junto con J., lo importante de mencionar a J. es que aproximadamente un mes después del día de autos, él y yo mantuvimos una conversación, donde me hizo sentir Valeria y el pareció encarnar a la perfección al e.z., salvando la diferencia de edad y el entorno laboral, las palabras fueron las mismas, el tono, los gestos.
Mi siguiente recuerdo tras la conversación con J., es del fin de semana mientras veía el capítulo dominical de Poirot,
Certero sospechoso: Lamento no poder ayudarle, Messieur Poirot.
Messieur Poirot: Todos tenemos falsas esperanzas.
Objetivos: Tengo miedo… y si yo no soy Valeria. Pero, que quede entre nosotros.
Entender como día de autos el blog anterior: “La lista”
Mike confesó...
Vaya!!! Hasta que das señales... si siguen rodando cabezas... y contando los días, asi es esto de la globalización... Y que tal si Valeria se queda sin nada al final?
confesó...
Pues... sería un alivio, pero que quede entre nosotros.
^_´
Social Drinking y Su Sonido Chikinasty confesó...
muchos andabamos muertos eh.
color es la palabra de la verificacion.
Remo confesó...
Creo que yo también tengo miedo...
Saludos temerosos.
El Zórpilo.