Hace varios meses que tengo "esto" como borrador. No podía publicarlo. Cosas de mi hombro derecho. Es normal, estaba confuso. Casi no le menciono. Pero, y esto lo escribo para que también mi hombro derecho lo lea: os necesito a los dos para seguir trabajando en equipo, como hasta ahora. Con nuestros arañazos y nuestras cicatrices.
- Mi hombro izquierdo siempre había podido soportar el peso de mi mundo. Hasta el sábado pasado cuando estalló, así sin más. Enseguida le acusé de Dramaqueen. Y le recordé que mi hombro derecho bien que seguía ahí sin rechistar. Al pie del cañón.
Fue tremendamente doloroso escucharle decir que: "Me tiene miedo".
No daba crédito. Los ojos como bolas de golf se me quedaron. ¿Miedo? ¿Te lo puedes creer? Y así siguió diciéndome:
"Que ya no puede seguir soportando, que no aguanta más. Que el quiere alguien que le quiera al 100%. Y que no quiere seguir compartiendo mi amor con el hombro derecho."
¿Soportando? ¡Pero si esa era sú única función! Es como si el boli de turno, de esos buenos si todavía existieran, te dijera que ya no puede seguir liberando tinta, porque ya no lo utilizas para escribir, ni para garabatear, y con suerte lo usas para apuntar algo al vuelo en un post-it. Es exactamente lo mismo. Es que esto de que cada parte del cuerpo tenga sus derechos desde que se ha implantado la biorobótica, tiene guasa.
- Y exactamente, ¿cómo se lo dijo su hombro izquierdo todo esto? - Los ojos inquisitivos del sicólogo se apartan por un momento de la tablet note donde aparentemente apunta todo lo que le estoy diciendo, y me miran por encima de las gafas sin varillas implantadas al puente de su nariz.
- Pues, como lo hacen todos. - Contesté molesta ante lo evidente de la respuesta-. Dejó de obedecerme. ¡No se movía! Y no hace falta que le recuerde que soy zurda.
- Esta disfunción... ¿Fue inmediata? ¿En todo tipo de tareas? - El sicólogo de quien ya empiezo a dudar, por el calibre de las preguntas idiotas que me hace. Ha agudizado los ojos como si tuviera un scanner óptico en su lugar. Y estoy segura de que esas gafas implantadas que lleva son de las primeras que se hicieron. Así que no creo. Debe ser sólo idiota.
- Si lo que quiere saber es, si en el lavabo me obedecía, la respuesta es: no. Y me gustaría que constara que no estoy acostumbrada a limpiarme con la derecha. Que quede claro que quiero que se incluyan todas las funciones en mi nuevo hombro. - Enfatizo la palabra todas, pensando que a pesar de la edad algo avanzada del sicólogo, rondará los setenta como mínimo. Entenderá lo que quiero decir. Error.
- Especifique lo que quiere decir con todas. - Esta vez no se inmuta y parece entretenido buscando algo en la pantalla del tablet a juzgar por los numerosos clicks que realiza con el puntero que simula ser una Montblanc, muy vintage.
- ¿No encuentra lo que busca? - Sonrío francamente divertida ante la ineptitud. En realidad con mis ojos le estoy llamando idiota.
- Limítese a contestar, por favor. Le recuerdo que cuanto más exactas sean las respuestas, mejores serán las prestaciones de la prótesis.
- Intentó ahogarme hace unos días.
- ¿Cómo dice? ¿Ha intentado matarle? - Ahora, sí que tengo toda su atención, me mira directamente y la tablet note reposa sobre sus muslos.
- Al principio fue como una caricia, como si me retirara el pelo, pero luego se aferró a mi cuello y por un momento perdí la respiración. Pero fue sólo unos segundos. Estoy segura que sólo quería rascarme. Aruñarme a lo sumo.
Objetivos: En realidad no quiero otra prótesis, quiero mejorar y continuar con mi hombro izquierdo, aunque no sea el mejor, es el mío. Y lo acepto.
Tiempo robado si has leído hasta aquí: No estoy segura... ¿72 horas? Estoy agotada, tal vez deba descansar un momento.
sábado, mayo 25, 2013