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kleptØ

Todo lo que no es nuestro, prometemos haberlo robado. 

lunes, enero 30, 2006

10:16 p. m. - Desconectando.


Siento el murmullo lejano, como el eco de la fuerza del torrente del agua en mis oídos sumergidos, siento como me mece la corriente, la ausencia de la gravedad en mi cuerpo flotante, el calor de la luz exterior sobre mis párpados, siento... siento tus labios tímidos sobre los míos, siento tu lengua entrelazada a la mía, noto tu vientre cálido sobre mi cara, mis dedos dibujan tu abdomen y bajan para aferrarse a tus muslos y los noto temblar, como la gelatina ante el tenedor, siento cómo me humedezco ante la evidencia de tu...


Un roce en el hombro me saca de mi abstracción, abro los ojos y veo a una octogenaria cual ciruela pasa caminando a contracorriente a mi lado, me incorporo, veo el reloj en la pared, son casi la una, y decido que es hora de dirigirme a la ducha y mejor que sea fría.


Objetivos: Es lo malo de desconectar físicamente en un jacuzzi de agua salada y con corrientes artificiales, nadie dijo que el subconsciente desconectara también... Foto de Ricardo Mata.
Tiempo (húmedo) si has leído hasta aquí: 0:40

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viernes, enero 27, 2006

9:00 p. m. - Estoy en el 4º 3ª.



Estoy acostumbrada a que invadan el metro y sus correspondientes bocas, músicos ambulantes, gente explicando situaciones harto difíciles a cambio de venderte unos kleenex o encendedores, incluso últimamente se ha sumado la tercera edad de manera participativa, que entran unos músicos, pues el señor de unas setenta primaveras se gira y le grita voz en pecho, "este no es el sitio apropiado para esto", y nada que los músicos le piden disculpas y no suben al metro, uno piensa para sí, quiero un abuelete así en mi vida, es más quiero uno todos los días que pille el metro, y hoy he tenido la experiencia de conocer al abuelete discurso político, al más puro estilo Central Park, el hombre se ha subido y ha empezado diciendo, "a dónde vamos a ir a parar, con el País Vasco y Cataluña", os podeis imaginar el resto. Y bueno uno se sube cada día y espera la programación habitual, pero cuál ha sido mi sorpresa, cuando llego a casa de mi amiga, con quien había quedado para comer, y veo el anuncio que veis en la foto, aparte de que sufre esa misma inclinación que tengo yo, de poner "h" a cualquier cosa, pensé que ya sería la leche que los ascensores, que hasta ahora han sido más que conocidos por su hilo musical indescriptible, se conviertan en foros o tablones de anuncios.

Se me ocurren mogollón de preguntas, tendrá la chica en cuestión su "Amelie", quien de manera gentil y altruista le devolverá el anillo de plata, ese anillo será el único recuerdo que le quede de una relación turbulenta, o será su única herencia familiar, o es su último regalo de reyes, o tal vez su anillo de compromiso, o colecciona anillos y ese precisamente era su favorito...?...?... ? Lo hemos comentado con mi amiga y entre risas y suposiciones varias, hemos acabado fantaseando con posibles anuncios a colgar en este nuevo espacio a explorar:

"Nosotras no hemos perdido nada, pero pagaríamos en plata, si alguien encontrara un novio que valiera la pena, estamos en el 1º 1ª, pero sólo hasta las 17 h, gracias de antemano."



Objetivos: ¿Que pondríais vosotros?
Tiempo (encontrado) si has leído hasta aquí: 1:29

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jueves, enero 26, 2006

9:12 p. m. - Quédate a mi lado y verás prodigios.


Así reza el messenger de "Wisheast", y la verdad es que lo cumple con creces, pero en todos los aspectos de su vida.

Cuando hace una semana me dijo que ya tenía el temario para su trabajo de final de curso de escaparatismo, y que teníamos quince días para la fecha de entrega, pensé "bueno quince días, para hacer una joyería, sip...", pero la maqueta en la que iba a ayudarle era sólo uno de los cuatro trabajos que tenía que presentar, así que de los quince se resumieron en cinco tardes, de las que una tarde y media fueron exclusivamente para comprar los materiales. Al resultado se le puede llamar de muchas maneras, pero si yo lo tuviera que resumir en una sola palabra, robaría las suyas, y sin dudarlo diría que es un prodigio.

Antes de que me llameis, egocéntrica, exagerada, te has quedado ancha, cómo se nota que no tienes abuela (por cierto no la tengo...), tengo que aclarar, que hasta la fecha pensaba que no era apta para trabajar en equipo, que mi naturaleza lenta en extrema y perfeccionista eran incompatibles la mayoría de las veces, o así me lo han hecho saber en más de una ocasión. Y más allá de lo bueno que haya podido ser el resultado final, ha sido esto lo más grande que me llevo de estas cinco tardes, una buena compañía y un buen trabajo en equipo. Todo un prodigio.

Wisheast eres tremenda, pero eso ya lo sabes.


Obejtivos: Nuestro prodigio, tal como veis en la foto, mide 30 cm p x 40 cm l x 30 cm h.
Tiempo robado si has leído hasta aquí: 1:07

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lunes, enero 23, 2006

10:20 p. m. - Como siempre...

Foto escaneada a saco de VOGUE SPORT Nº352



- ¿Pero qué haces en el baño tanto tiempo?. - Él.

- ¡YA VOY!, ya sabes que no me gusta ponerme el bañador ahí delante de todo el mundo, prefiero llevarlo puesto y luego ya me lo quito en la ducha. - Ella.

- La misma canción todos los días, que sólo vamos al gimnasio, ¡venga date prisa!. - Él.

Minutos después están en el metro... minutos más tarde introducen el carnet con foto digital para validar la entrada en el gimnasio, segundos después bajan la escalera hasta los vestidores, y

- Creo que hoy sólo me voy a duchar. - Él.

- ¿Por qué, qué pasa te encuentras mal?. - Ella.

- Me he olvidado el bañador. - Él.



Objetivos: ¡Splash!.
Tiempo (nadado) si has leído hasta aquí: Ninguno, si no hay bañador.

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viernes, enero 20, 2006

6:45 p. m. - Prioridades.

Clicka sobre la foto para ir a la web del Bellagio.

Leo llegó ese día antes al training del casino, en cosa de un mes más, sería todo un croupier, necesitaba hablar con el encargado, para pedirle permiso para asistir a un casting, su prioridad era compaginar el trabajo con su gran pasión que era la actuación.

Mientras espera para hablar con el encargado, ve llegar a Carlos en su moto de gran cilindrada, Leo le saluda, - ¡qué pasa chaval!, en tú línea, con tus camisetas rollo casino, esta es chula.

El tal Carlos, era el típico chico bien, hijo de un constructor que se ganaba bien la vida y decidió que lo suyo no era el negocio familiar, se dedicó a recorrer los casinos más famosos del mundo, y después de instalarse una ruleta en casa, y llevarse varias broncas con los vecinos, por las timbas caseras que organizaba, decidió tirarse al terreno profesional. Carlos se quita el casco, y sonriendo le contesta, - ¡qué tal Leo!, sí ésta es una de mis favoritas, del Bellagio de Las Vegas, después de las reformas del 2004, lo han dejado niquelao', llegas pronto hoy, ¿no?.

- Sí, voy a comentarle al encargado que mañana no podré venir, tengo un casting. - Le contesta Leo.

- Genial tío, a ver si luego va a resultar que trabajo junto a una estrella mediática, ¡como mínimo!.- Le dice bromeando, Carlos.

En eso llega el encargado, les saluda escuetamente y entra en el casino, Leo le alcanza antes de entrar en el aula, Carlos se queda fuera y a través del cristal, ve cómo le cambia el semblante al encargado, le habla seriamente a Leo, para dejarle ahí plantado segundos después, Carlos entra entonces, ve a Leo con la mirada perdida al frente y le pregunta, - ¿cómo ha ido?.

- Me ha echado del curso, tío. Me ha dicho que quieren a gente que su prioridad sea el casino, que si voy a estar siempre pendiente de castings y de otras ocupaciones, que éste no es mi sitio.

- Joder, me sabe cantidad de mal, entiendo tu postura, pero fíjate a mí me ha costado entender primero yo, y luego hacérselo comprender a mi familia, que ésto es lo que quiero hacer con mi vida, seguro que te saldrá algo de lo tuyo, ¡ánimo!. Te dejo que es la hora del cursillo, a ver si me va a echar a mí, por impuntual. - Le dice Carlos, mientras se despide de Leo con una palmada en el hombro.

- A mí lo que más me jode, es que ya me había aprendido el orden de los números en la ruleta, anda que si lo llego a saber... - se lamenta Leo.

Al día siguiente Leo, revisa las ofertas de trabajo, mientras desayuna, marca con un rotulador una que le iría de perlas, : "hotel de cinco estrellas, busca camareros en jornada intensiva, buena presencia, no fumadores, remuneración según convenio, horarios rotativos e intensivos, presentarse hoy día 20, a las 12:00 h."

Leo se presenta a las doce menos cuarto, pregunta por el encargado y le hacen pasar a una de las salas de reuniones, de una capacidad como para cien personas, en ella ya hay cuatro candidatos, que le observan de arriba a abajo, sólo entrar, están sentados distanciadamente, ya que la sala así lo permite, mientras esperan, llegan otros dos candidatos, que también se sientan guardando las distancias.

A las doce en punto entra el encargado, es una persona de unos cincuenta años, de aspecto jovial, a pesar de las arrugas que le surcan la cara, tiene la típica mirada cansada, provocada por sendas bolsas debajo de los ojos, se sienta y mirando al frente, estudia en cuestión de minutos la cara de los candidatos, - Muy bien necesito que me vayan diciendo cada uno su nombre, edad, última ocupación, y muy importante si han tenido experiencia previa en el campo de la hostelería.

Uno a uno, incluyendo a Leo, van contestando a las preguntas. A Leo le lleva poco tiempo darse cuenta de que lo intimidatorio en una entrevista grupal, no es tanto el entrevistador, como los co-candidatos, cada respuesta parece una defensa y posterior ataque hacia las demás. Y así se van formulando preguntas aparentemente inofensivas como, "¿qué es para ti la lealtad?, si tienes algún problema, ¿se lo comentarías al encargado?; si ves a una persona famosa, ¿le pedirías un autógrafo?". Y así hasta llegar a la última pregunta, "Si vieras algo en la empresa que no fuera de tu agrado, qué harías: a) aceptarlo, b) cogerlo todo y despedirte, c) hablarlo con el encargado".

Y entonces Leo, como si le hubieran soltado de su resorte, responde, - Sin dudarlo, la b.

Un silencio sepulcral se hace en la sala, el encargado que ha estado en todo momento mirando los papeles encima de su mesa y marcando las respuestas con su pluma, levanta la mirada para posarla fijamente en Leo, quien a su vez, es objeto de las miradas incrédulas del resto de co-candidatos. Los segundos se hacen eternos, hasta que el resto de los candidatos empiezan a reaccionar, y a responder uno a uno, que la opción a), sería la que escogerían. A excepción de uno que rondaba los cuarenta y de manera tímida, dice que él escogería la opción c).

Leo salió de la entrevista grupal, sobre la 13:30, con la certeza de que no lo llamarían, pero feliz de saber que tenía tiempo de sobras para acudir al casting.



Objetivo: Un brindis por todos los que alguna vez, hemos contestado la opción b), y por los que lo harán!!!. Cuestión de prioridades.
Tiempo robado si has leído hasta aquí: 3:59

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miércoles, enero 18, 2006

7:07 p. m. - Protocolo de Amnesia.


- ¿Pero cómo has podido equivocarte?. ¡Es que no lo entiendo de verdad!. Sólo tenías que estarte atento al cronómetro, y cuando vieras en el cuadro de mandos, el número diecisiete... APRETAR EL BOTÓN ROJO!

- No si apretar ya lo he apretado, pero bueno no pasa nada, ¿no querías ir al futuro?, pues regresamos el día dieciocho, veinticuatro horas más, ¡tampoco es para tanto!, digo yo..., - le dice el copiloto acomodándose en la silla giratoria.

- Qué no es... ¡me cachis la mar salada!, mira que era fácil, es que una no puede ir al lavabo, y ésto qué narices es? , - dice klept0, mientras coge una especie de agenda con mensajes motivantes día a día, para leer en voz alta,- de la autoestima al egoísmo, - pasa la página y sigue leyendo, - no debes tomarte las cosas malas de la vida como castigo, sino como obstáculos a saltar. - Cierra la agenda motivante y la deposita sobre el cuadro de mandos. - Si es que no me extraña, leyendo estas gilipolleces te HAS SALTADO EL DÍA EN QUE TENÍAMOS QUE VOLVER, ya estás tachando el diecisiete, en tu super agenda, como inexistente!. Hala!, un día a la porra, serás lerdo!.

- No vas a solucionar nada, chillando, total, ya está hecho, un día más, un día menos, ¡¿QUÉ PASA?!, te recuerdo que nadie es imprescindible y menos veinticuatro horas de m..., - le responde airadamente el copiloto. Ahora si quieres, podemos volver a encenderla y retroceder un día, y entonces...

- ¿Pero qué dices chaval?, con que me robes veinticuatro horas tengo más que suficiente, a ver si por volver, volvemos a las cavernas con dinos y todo incluído. - Dice klept0, con rintintín. - Mira apártate de los mandos, que ya hago YO, lo del protocolo de amnesia voluntaria, que a ver si encima de horas, voy a perder otra cosa.

- ¡Huy, cómo vamos, pase, pase!. - Dice el copiloto mientras se levanta de la silla y deja que se coloque klept0. Klept0 se coloca el casco, se ajusta el micro, presiona los botones del panel de la izquierda, y se oye una voz automatizada, "contador automático activado, para el Protocolo de Amnesia, en 10 segundos, 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1, cero...



Objetivos: Lo intento pero no lo recuerdo, menos mal que he vuelto al futuro, o sea al presente, no?.

Tiempo elástico si has leído hasta aquí: 1:99

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sábado, enero 07, 2006

7:07 p. m. - El Patio de las Garzas.


Relato 3.3

Escrito como continuación del post 3.1 y 3.2, respectivamente, en el año del señor y en el día en el que al 3.3 sin punto, le he sumado un año más y restado uno de menos, según se mire.



EL PATIO DE LAS GARZAS


Fabián se dispuso a recoger los trozos de cristal que quedaban en el suelo, después de que el jefe de los araras, cogiera el suyo, seguían teniendo un brillo deslumbrante y cegador, de una belleza hipnotizadora. Lo que le animó en gran manera a seguir adelante hasta su meta, al menos hasta llegar hasta el castillo, más allá del patio de las garzas.

Al acabar de recolectar todos los trozos en su atillo, dos guacamayos tan grandes como el azul pero en colores estridentes rojizos y naranjas, lo alzan en vuelo por los hombros, a la ninfa apenas le dá el tiempo justo de prenderse a la cuerda del atillo. Los guacamayos atraviesan la frondosidad de las copas de los árboles, y salen a un vacío celeste donde los rayos del sol calientan sin intermediarios. Fabián se siente minúsculo al ver todo desde esa altura, nunca se había planteado las cosas como parte de un todo.

De repente en el horizonte, se vislumbran dos torreones, que presumen ser la entrada al castillo, siente como el corazón se le acelera, a la vez que los guacamayos van descendiendo en altura, para posarle sobre Calidonia, la explanada que hace de antesala al patio de las garzas, y que debe su nombre a la temperatura cálida que ahí hace, da igual la época del año que sea. Los araras se alejan extrañamente sin hacer ruido alguno, pues la maldición que pesaba sobre ellos se ha levantado.

La ninfa revolotea a su alrededor y con su habitual cantinela de riachuelo le dice, - Afáñate Fabián, si consigues atravesar el patio de las garzas sin ser presa de la tulivieja, nada impedirá que veas a Zuleika. A partir de aquí deberás continuar solo.

- Ninfa no hubiera llegado hasta aquí, de no ser por ti, ¿te volveré a ver algún día?.

- ¿Quién aunque ninfa no sea, puede contestarte sinceramente a esa pregunta?.

Compungido Fabián baja la mirada, al levantarla, sólo ve flotar en el aire el polvillo ocre del batir de las alas de la ninfa. Tiene por delante el patio de las garzas, atraviesa un arco rodeado con flores de papo, de color rojo, el patio es redondo, en el centro hay una fuente presidida por una copa enorme en cuyo interior crece la Flor del Espíritu Santo, la reconoce fácilmente porque tiene un color blanco roto y sus pétalos forman la figura de una paloma. La fuente está custodiada por siete garzas, que enseguida notan la presencia de Fabián. Súbitamente la tarde se convierte en noche, y hace frío, sabe que lo que más teme se acerca, sin pensárselo dos veces, de un salto se zambulle en la fuente, las garzas se han transformado en ella, nota su respiración en el cogote, sabe que no debe mirarla o le arrastrará con ella, en el agua de la fuente ve su reflejo y a su lado la joven más angelical que hubiera visto nunca, de largos cabellos rubios y grandes ojos azules, sus labios carnosos y rosados, pronuncian su nombre, - Fabián, eres tú el niño que busco, ven conmigo.

Fabián de espaldas a ella, trepa por la copa, arranca la flor de su interior y se gira para ofrecérsela a la tulivieja, la angelical joven se transforma primero en un monstruo con la cara horriblemente desfigurada y peluda, retrocede varios metros, mientras le salen plumas de las mangas, fraccionándose en 7 pedazos que vuelven a su forma original de garzas, que desaparecen tras una puerta que aparece de repente al fondo del patio, vuelve a ser de tarde y Fabián nota en su piel el calor del atardecer, desciende de la copa, y de un salto sale de la fuente, chorreando pero feliz se encamina hacia la puerta, en el centro tiene un pomo en forma de puño que sujeta un aro de cobre, a manera de picaporte. Lo coge con la mano todavía húmeda, y lo golpea con decisión, su eco no se hace esperar y suena como campanadas al viento, en el cielo cálido del atardecer, la puerta se entreabre minutos después, y asoma la cabeza una doncella vestida de montuno, con su falda estampada en flores pequeñitas de fondo rojo, y su camisola blanca pespunteada con blondas, lleva una trenza de medio lado y una flor de papo adorna su oreja opuesta.

- ¿Quién sois que a la tulivieja habeis rechazado con tanta entereza? - Le pregunta ella.

- Mi nombre es Fabián y pido audiencia a la princesa Zuleika, con la intención de desposarla.

- No podreis verla mojado como vais, pasad.

Una vez en el interior Fabián no puede dejar de contemplar la belleza del patio que hace de distribuidor al palacete, ya que más que castillo le hace recordar a una hacienda grande, rodeada de grandes murallas, está lleno de flores, desde orquídeas, hasta flores silvestres, en todos los colores del arcoiris, con las fachadas que dan a él, pintadas en un alegre color mostaza. Multitud de criados salen a su encuentro, como si de una fiesta se tratase, hace tiempo que no reciben a nadie y el rumor de que por fin sea él quien pueda desposar a Zuleika, a corrido como la pólvora, ellas visten todas el montuno con faldas de distintos colores, y ellos calzados con sus cutarras y sombreros de fibras vegetales, llevan el típico pantalón a media pierna con camisola a juego de algodón. Todos gritan y ensalzan la figura de Fabián, a quien conducen al interior de una de las salas que dan al patio y le ofrecen ropa limpia y seca para cambiarse, una doncella entra para llevarse la ropa mojada, y al coger todo el montón coge también el atillo, a lo que Fabián estira el brazo para recuperarlo. Una vez vestido con pantalón oscuro y panabrisa en color blanco, se cuelga el atillo y lo conducen a otra sala, mientras se entretiene mirando las molas que decoran las paredes, son de colores festivos, y reflejan las flores y fauna del lugar, a excepción de una de extrañas formas geométricas. Entonces por una puerta lateral, entran precedido por los cortesanos de rigor, el Señor de las tierras de Guanámana, le sigue una joven hermosa, que sin lugar a dudas debía ser Zuleika, dos doncellas ataviadas con montuno, le siguen de cerca. Zuleika y su padre se sientan en unas sillas regias de cuero repujado y grandes tachuelas de oro, que llevan grabadas el sello de las tierras de Guanámana. Los cortesanos se posicionan en los laterales.


El Señor de las tierras de Guanámana, se dispone a hablarle. - Me dicen que tu nombre es Fabián, y que has conseguido librarte de la tulivieja con vida, para solicitar desposar a mi hija Zuleika, ¿es eso cierto?.

- Sí señor, y traigo conmigo como señal de buena fe, un huevo de cristal, bueno en realidad son trozos de cristal, pues el camino hasta aquí fue accidentado.

Uno de los cortesanos se adelanta, para intervenir. - ¿Trozos?, en eso valorais a la princesa Zuleika, ¡en simples trozos!. - Su voz airada, destila envidia y celos. - Dejádme ver esos trozos.

Fabián mete la mano en el atillo y saca uno de los trozos, colocándolo con el puño cerrado, sobre la mano del cortesano, y entonces para el asombro de todos, lo que tiene en la mano no es más que un trozo de piedra vulgar.

- Éste es el valor que tienen para ti la princesa Zuleika y las tierras de Guanámana, una triste piedra.- Dice en voz alta el cortesano, mientras ostenta con la mano en alto, la vulgar piedra.

El Señor de las tierras de Guanámana, baja la cabeza apesadumbrado. Su hija se levanta de la silla, decidida y admirada por la valentía y firmeza de Fabián en todo momento, y dirigiéndose al cortesano, le dice, - al menos dejad que mire, por mí misma, la singularidad de lo rústico del regalo. - Dicho lo cual, el cortesano deja en la mano de la princesa la piedra, quien al abrirla, se ciega de la luz que irradia el diamante más perfecto que hubiera visto nunca, maravillada y sin pronunciar palabra, se dirige hacia la mola de extrañas figuras geométricas, y colocando la mano justo en el centro, pueden ver tanto ella como todos los presentes en la sala, que la forma caprichosa del centro coincide perfectamente con la del diamante que ostenta en la mano.

- ¡Sois vos, al fin!. - Exclama llena de alegría. - Es tal como me predijo la bruja del árbol barrigón, cuando me dió esta mola, sólo aquél que trajera consigo el corazón de luz de esta mola, sería el futuro Señor de las tierras de Guanámana.

Fabián aún aturdido por el giro de los acontecimientos, se acerca a ella, su belleza es aún mayor al acercarse, su piel de un suave color tostado, resalta aún más enfundada en la pollera blanca, adornada con encajes de bolillos, un lazo rojo sangre de terciopelo adorna la caída del blusón sobre sus hombros, haciendo juego con las zapatillas que son de igual color y género, sus cabellos cobrizos, enrollados entre decenas de peinetas de oro y adornadas con finas perlas montadas en tembleques, enmarcan su rostro, donde los ojos como dos gotas de miel, iluminan su semblante emocionado. Arrodillándose ante ella, le dice, - señora, a mi me dijo la bruja, que sólo aquella que me viera a través del huevo, sería mía para siempre, y vos habeis ido más allá encontrando el diamante, donde otros sólo veían un berrocal. Mi dicha será enorme si me concedeis pasar el resto de mi vida, junto a vos. Recuperando y construyendo juntos las tierras de Guanámana.

Zuleika con los ojos llenos de lágrimas, le responde. - Será un orgullo ser vuestra esposa y señora.

- No se hable más. - Levantándose de la silla el padre de Zuleika. - Que empiecen sin más demora los preparativos para el enlace y mandad los pregones necesarios, para anunciar la buena nueva.




Desde su hogar en la copa del árbol barrigón, una mujer de extraños tatuajes tribales, da de comer a los araras, en silencio, una sonrisa se dibuja en su cara, sabedora de que el amor y el entendimiento, por una vez han triunfado.




fin



Objetivo: Espero que hayais disfrutado de la historia, independientemente de que encontreis un berrocal o un diamante en bruto. Para los que disfrutais con los acertijos, este relato me ha salido más folclórico de lo que en un principio había pensado, siguiendo las pistas oportunas, llegareis a esa patria tan pequeña, tendida sobre un Istmo, en donde es más claro el cielo, y más brillante el sol... Ah!, me he permitido regresar al pasado, ya que por causas ajenas a mi voluntad, esto debió publicarse el pasado día siete, tranquilos, abróchense los cinturones que en breve, volvemos al futuro!.

Tiempo robado si has leído hasta aquí: 7:47

Tiempo robado hasta aquí, leyendo las 3 partes de golpe y sin intermedios: 1:55 + 3:43 + 7:47 = 12:45

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martes, enero 03, 2006

7:17 p. m. - Trozos de Cristal

Para saber más sobre los guacamayos azules, clickar en la foto.


Relato 3.2

Continuación del relato 3.1, editado en el post anterior, el año pasado. Eso me recuerda, que el 2006 os sea propicio, si es que eso significa algo para vosotros.



TROZOS DE CRISTAL


Todo ruge en las entrañas del árbol barrigón, justo cuando Fabián está a punto de bajar los últimos peldaños de la escalera, éstos se transforman en una rampa, no quedándole más remedio que tirarse a modo de tobogán, para alcanzar la escotilla vegetal, por donde ha entrado, y que amenaza con cerrarse en breve. Si alquien lo hubiero visto al salir, hubiera podido jurar sin lugar a dudas, que el árbol parecía haber parido, quién sabe a lo mejor fuera cierto.

Fabián aterriza en una hojarasca que parece acunarlo hundiéndose bajo su peso, le lleva unos minutos incorporarse, comprobar que no se ha hecho daño alguno físicamente, y verificar que inexplicablemente, el huevo sigue en perfecto estado dentro de su atillo, se sacude las hojas, cuando se da cuenta que tiene una enganchada del puño, está a punto de darle un manotazo, cuando un polvillo ocre surge del batir de las hojas que resultan ser dos alas de mariposa camufladas, que sujetan a una ninfa de los bosques, de pelo blanco como la nieve y piel casi transparente, sus ojos rojizos se posan sobre él, y sin mover los labios, le habla, mientras revolotea a su alrededor, su voz le suena a agua de riachuelo.

- Sígueme, te acompañaré hasta las confines de las tierras de Guanámana, donde se alza el castillo de la princesa Zuleika, tras atravesar el patio de las garzas.

Todavía embobado con la belleza de la ninfa, pues nunca antes había visto una, se dispone a seguirla, abandonan juntos el sendero donde el sol y la luna se funden, fuera ya la mañana acaba de despuntar, tiene un poco de frío pero la emoción le embarga de saberse próximo a su meta. Se adentran en el bosque que rodea el castillo, Fabián se despista varias veces, los ruidos le aturden y los olores fuertes, de vida y de pudredumbre, le embriagan. Llegan hasta el estanque de los bufónidos, es época de ovulación, y grandes charcas llenas de huevos blanquinosos, de un olor peculiar rodean el mismo. La ninfa vuela sobre las aguas, como si patinara, volviendo sobre el hombro de Fabián, para susurrarle a la oreja y sin mover los labios.

- Camina sin titubeos.

Fabían no dá crédito a lo que está viendo, los bufónidos que son enormes de casi medio metro, se alinean formando un empedrado flotante, sin pensárselo dos veces salta sobre ellos, hasta llegar a la otra orilla, al darse la vuelta no hay ni rastro de ellos.

- Debemos llegar a los dominios de los araras parlantes.- Le dice como en una cantinela la ninfa.

Tras un par de horas de recorrido, donde ve insectos con formas de palo, arañas como máscaras venecianas, flores de cactus como sandías, Fabián se para en seco al oír una algarabía proveniente de la copa de los árboles, la ninfa se adelanta, y de repente se les planta delante el guacamayo azul más grande que hubiera visto jamás.

- Necesitamos vuestra ayuda, araras, para llegar al castillo de la princesa Zuleika. - Dice la ninfa.

- Sólo os ayudaremos si eso sirve para levantar la maldición. - Dice el guacamayo azul.

- ¿A qué maldición te refieres? - Le pregunta Fabián.

- Humano no te sorprendes de que pueda hablar contigo, pero a lo mejor lo harías si supieras que el entendimiento sólo me está permitido con los de otras especies que no sean la mía, por eso estamos condenados al eterno griterío.

- Me dirijo hacia el castillo con la intención de ser el portador del regalo más insólito y así convertirme en el esposo de la princesa Zuleika, y a su vez en el señor de las tierras de Guanámana. Creédme que si está en mi mano haré todo lo posible por eliminar vuestra maldición.

- ¿Y qué regalo insólito podeis llevar a quien lo tiene todo? - Pregunta perspicaz el guacamayo.

Fabián duda por un momento si enseñarle o no, el huevo de cristal, pero finalmente decide que si quiere llegar al castillo, esa será la mejor manera. Saca del atillo el huevo, que parece brillar con luz propia cegando a todos por igual.

- Realmente es insólito que seas poseedor del único huevo que pone en invierno, el cisne de cuello plateado. Si la leyenda es cierta con sólo un trozo del mismo, desterraríamos la maldición de los araras. - Dice el guacamayo sin quitar ojo del huevo.

En ese momento un guacamayo se lanza desde una rama, en picado sobre la mano de Fabián, arrebatándole el huevo, la ninfa rauda y veloz, revolotea alrededor del guacamayo para impedirle que avance, cuando de repente éste se para en su ascenso y suelta deliberadamente el huevo, que cae y se rompe en mil pedazos.

Fabián ve romperse su sueño junto con el huevo, se arrodilla frente a él, y los ojos se le llenan de lágrimas.

- No sufras, recuerda las palabras de la bruja.- Le susurra la ninfa.

Fabián cae en la cuenta, y piensa que la ninfa tiene razón, sólo quien le viera a través del huevo, sería siempre suya, no hacía falta que el huevo estuviera entero para ello, girándose hacia el guacamayo azul, le dice, - ¿nos llevarás ahora hasta el castillo, jefe de los araras?

- Bien, parece que hemos hecho un trato. Con un trozo sólo me bastará para llevaros hasta el castillo. - Dice el guacamayo azul, recogiendo con el pico un trozo.



... to be continued



Objetivo: Gracias por seguir acompañándome en la búsqueda de mis puntos sobre la i, por mis acentos ausentes haciendo que mis "si" sean condicionales en vez de afirmativos y viceversa, y que mis "como" sean comparativos en lugar de interrogativos y viceversa, y por mis "h" extras, y por un sin fin de matices más y viceversa.

Tiempo (compartido) si has leído hasta aquí: cinco meses.

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